miércoles, 24 de marzo de 2010

EL SUMO SACERDOTE ETERNO Y PERFECTO

PALABRA/ HEBREOS 7:1-28
V. CLAVE/ HEBREOS 7:25


Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.


Le doy gracias a Dios por esta palabra la cual me permite recordar la esperanza verdadera en Jesús mi salvador, quien es el sumo sacerdote verdadero y eterno en quien debe de estar depositada completamente mi fe y mi esperanza.

Esta palabra muestra claramente la debilidad que existía en los sacerdotes levíticos, ellos eran establecidos según la ley y por los hombres. Sin embargo esta misma ley nos hace ver que estos sacerdotes no eran ni capaces de salvar su propia vida, el versículo 23 nos hace ver que existieron muchos de esos sacerdotes que por causa de la muerte, no podían seguir ministrando su obra, es decir los sacerdotes establecidos eran criaturas débiles como cualquier otro hombre sobre la tierra, mortales e incapaces de salvar su propia vida, mucho menos podían salvar la vida de los que iban a ellos.

Esto no quiere decir que no tenemos entonces ninguna esperanza, sino que, nuestro sumo sacerdote es Jesús, quien tiene el poder de la vida eterna, no solo para mantenerse vivo y seguir sirviendo su oficio para siempre, sino que puede dar la vida eterna y espiritual a todos los que en su sacrificio e intercesión.

El pacto del cual Jesús es fiador, no es un pacto por el cual el hombre será juzgado, en cambio es un pacto por el cual los hombres y la iglesia son puestos bajo una luz más clara, bajo una libertad más perfecta y bajo privilegios más abundantes.

En el orden de Aarón había una lista interminable de sacerdotes y sumo sacerdotes, uno tras otro y en orden cronológico, pero en el sacerdocio de Cristo hay solamente uno y es Él mismo, es ahí donde se encuentra la gracia, la seguridad y la felicidad de nosotros los creyentes, que este sumo sacerdote eterno es capaz de salvar nuestra vida de cualquier cosas no importando el tiempo o el lugar donde se encuentre. Jesús es el sumo sacerdote, quien intercede por nosotros, siendo Jesús verdadero y eterno su sacerdocio es inmutable y para siempre en el cual podemos confiar y depender.

Le doy gracias a mi padre celestial por esta palabra, la cual me hace recordar, primeramente la gracia recibida al ser llamado como su hijo, y segundo, me hace reconocer una vez más a Jesús como el sumo sacerdote, verdadero y eterno en quien tiene que estar depositada mi vida, mi fe y mi esperanza. En ocasiones llego a confundir en mi vida el centro de mi esperanza depositándola en las cosas del mundo, en los hombres o en las costumbres, he llegado a servir a Dios por compromiso y costumbre y esto solo me hace infructífero delante de Dios, mi interior solo debe de confiar en Jesús quien es el sumo sacerdote verdadero y eterno, los hombres, las asociaciones y todas las cosas del mundo, aunque el propósito por el cual están fundadas o creadas sean buenas llegan a fallar a causa de nosotros mismos, sin embargo Jesús es verdadero y eterno, Jesús es Dios mismo, quien es establecido como el sumo sacerdote, de quien podemos aprender, escuchar su palabra obedecerla, y sobretodo confiar y depositar nuestra esperanza para servirle.
Esta palabra renueva el propósito de mi vida, y me da el ánimo para servir a Dios desde mi interior, en este tiempo de conferencia estoy orando primero para renovar mi interior y mi corazón anciano y tener ánimos nuevos y fuertes para servir a Dios. Teniendo este corazón renovado puedo entonces recibir la palabra y depositarla en mi corazón y crecer a las ovejas sirviéndolas con el estudio de la biblia.

Gracias Dios por esta palabra y la oportunidad que nos da de renovar nuestro corazón endurecido y anciano. Permítanos cada día servir solo a Jesús nuestro sumo sacerdote verdadero y eterno.

Una palabra: Jesús El sumo sacerdote verdadero y eterno.