lunes, 4 de agosto de 2014

... porque la batalla no es de ustedes sino mía.

Así dice el Señor: “No tengan miedo ni se acobarden cuando vean ese gran ejército, porque la batalla no es de ustedes sino mía.

2 Crónicas 20:15b NVI

"... Viene contra ti una gran multitud" (20:2b). Esas fueron las palabras que informaban a Josafat que una guerra le había sido declarada y que venían en camino sus adversarios. En esa situación que parecería que se saldría de su control, Josafat decidió consultar en oración al Señor y junto con todo Judá ayunaron, todos los habitantes de las ciudades de Judá llegaron para juntos pedir la ayuda del Señor.

Tal vez nadie llegue a declararnos una guerra o que varios pueblos estén contra nosotros, pero también es cierto que no podemos esperar una vida color de rosa, donde todo sea perfecto y que no tengamos una vida sin adversidades.

La vida de los hombres está llena de adversidades y de situaciones que parece que se nos salen completamente de control,
 sin embargo la única diferencia es la manera en que manejamos estas adversidades.

Josafat había recibido la declaración de guerra y sus adversarios venían en camino. Esta sin duda era un situación que no se veía nada favorable para él ni para las ciudades de Judá. ¿Cómo manejó esta situación? El consultó a Dios en oración, el pueblo y él hicieron ayuno delante de Dios y buscaron la solución a esta gran adversidad. En oración Josafat reconoció a Dios todo poderoso y el gobernador de todas las naciones (20:6). También reconoció que la mano de Dios siempre estuvo con su pueblo, guiándolos y cuidándolos frente a cada adversidad (20:8-10). Reconoció que ellos solos no podrían enfrentarse a esos grandes adversarios (20:11-12), en cambio Josafat y todo el pueblo estaban firmes delante del Señor, confiando en su soberanía.

Así dice el Señor: “No tengan miedo ni se acobarden cuando vean ese gran ejército, porque la batalla no es de ustedes sino mía. (20:15b).

Confiando en el Señor y en su soberanía, salieron al día siguiente, cantando alabanzas al Señor. Ellos no lucharon con armas o derramando sangre, sino con cánticos y alabanzas al Señor.

"El Señor puso emboscadas contra los amonitas, los moabitas y los del monte de Seír que habían venido contra Judá, y los derrotó. De hecho, los amonitas y los moabitas atacaron a los habitantes de los montes de Seír y los mataron hasta aniquilarlos. Luego de exterminar a los habitantes de Seír, ellos mismos se atacaron y se mataron unos a otros." (20:22-23).

Así como Josafat, todos los hombres y mujeres tenemos adversidades en nuestra vida; Josafat reconoció a Dios como el Dios Todo poderoso, quien había estado siempre con el y su mano siempre lo había guiado delante de cualquier adversidad. Confió en su soberanía y dependió completamente en su voluntad. Ganando así la guerra, solo cantando las alabanzas con todo su corazón.

Oro para tener ese corazón que depende completamente en Dios, aun en las peores adversidades de la vida. Oro para ser el siervo de Dios que no confía en su propia capacidad, sino ser el sirvo que confía en la voluntad de Dios.

El pueblo no solo se quedó sentado viendo como Dios hacia todo el trabajo, sino que salieron a enfrentar a los grandes adversarios y salieron con gozo, dando la gloria a Dios cantando alabanzas. Dios fue quien los liberó de sus adversarios.


Oro para hacer siempre la obra de Dios, no solo estar sentado esperando que Dios haga todo el trabajo, sino que con corazón alegre y con gozo salir a hacer la obra de Dios, dandole gloria y honra a mi Señor.

Dios los bendiga y gracias por leer el blog!