domingo, 31 de marzo de 2013

“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”

Hola amigos lectores, les quisiera compartir el mensaje que compartí en el campamento de Semana Santa de UBF Guadalajara en Inspiration Center de Huaxtla Jalisco. Dios les bendiga y gracias por estar aquí.


Lucas 19:1-10 [19:10]
Bienvenidos al segundo tiempo de gracia de esta conferencia de Semana Santa en el inspiration center de Huaxtla Jalisco; en el pasaje de esta mañana, aprenderemos sobre Zaqueo, quien era jefe de los publicanos y rico. Zaqueo tenía todo lo que los hombres querían poseer; poder, prestigio y dinero; sin embargo tenía una necesidad más grande en su interior. Jesús pasó por Jericó, le buscó y le salvó, esta fue la gracia que Zaqueo recibió de Jesús.
"Porque el Hijo del Hombre VINO a buscar y a salvar lo que se había perdido" Oro para que en esta mañana podamos aprender el significado que tienen las palabras "lo que se había perdido" y reconozcamos a Jesús quien vino al mundo, en busca de los perdidos.
Primera parte: Desde arriba de un árbol Sicómoro (1-4)
Este pasaje de la biblia sucedió mientras Jesús se dirigía a Jerusalén, para cumplir la obra de salvación y la voluntad de Dios. Todos los libros de los evangelios hablan sobre las obras hechas por Jesús durante el camino a Jerusalén; sin embargo en el evangelio de Lucas podemos encontrar los eventos y las parábolas que no se encuentran en ningún otro evangelio. El autor ha enfatizado en Jesús quien vino a buscar a los hombres, tanto gentiles como Judíos y salvarlos del castigo eterno, entregándoles la salvación, vida eterna y el reino de Dios.
Miren los versículos 1 y 2. En su camino a Jerusalén, Jesús entró a Jericó, en esta ciudad había un varón llamado Zaqueo quien era Jefe de los publicanos, un hombre rico. El Nombre 'Zaqueo' significa 'Pureza' o 'Justicia'. Sus padres le habían llamado así, teniendo esperanza en que Zaqueo fuera un hombre de Dios y una bendición para su nación. Sus padres habrían hecho todo lo posible para que su hijo cumpliera con esta dirección de vida, le habrían dado la mejor educación en la mejor universidad; sus padres tal vez querían que Zaqueo fuera un excelente rabí, un doctor o un reconocido profesor; sin embargo Zaqueo decidió ser Jefe de los publicanos; pero para llegar a ese puesto, primero tenía que comenzar como cobrador de impuestos; ese trabajo era uno de los trabajos más odiados y despreciados ya que no solo eran odiados por la gente que tenía que pagar sus impuestos, sino que eran odiados incluso por sus jefes los Romanos, los despreciaban y les pedían grandes cantidades de dinero; Zaqueo para poder cumplir estas grandes cantidades de dinero, tenía que aprovecharse de las personas y les obligaba a pagar más impuestos, aunque fueran muy pobres.
Su trabajo era considerado un acto de traición a su pueblo, ya que trabajaba para los odiados opresores romanos y también quebrantaba la ley de Dios, al trabajar con los gentiles adoradores de ídolos. Este trabajo significó para Zaqueo abandonar su identidad judía con el fin de ganar dinero. Por eso los cobradores de impuestos eran tratados como pecadores y se les prohibía entrar a las sinagogas y participar en la vida religiosa de Israel.
Zaqueo no solo fue cobrador de impuestos, sino que llegó a ser el jefe de los publicanos, él había adquirido poder sobre otros, esto quiere decir que tenía el coraje para ir escalando entre los puestos y llegar a ser el Jefe. El convertirse en Jefe de algún trabajo no es nada fácil, no importa que trabajo sea, estoy seguro que hasta para llegar a ser el jefe de los "cerillitos del walmart", te tienes que echar a la bolsa a dos que tres enemigos, por lo menos. Para llegar a jefe de los publicanos, Zaqueo tuvo que convertirse en una persona cruel y sin misericordia, el mundo de los cobradores de impuestos, está lleno de personas crueles, insistentes, manipuladores; esto nos hace suponer cuantas luchas crueles tuvo que pasar Zaqueo, y tuvo que trabajar dos o tres veces más fuerte que todos los demás, tuvo que ser dos o tres veces más cruel que sus compañeros, al cobrar los impuestos, para así llegar a ser el jefe de los publicanos.
Este trabajo de jefe de los publicanos, no solo le había causado dolores de cabeza y cansancio a Zaqueo, sino que le dio Poder, y sobre todo dinero. Tal vez Zaqueo no era el ser más amado de su pueblo, pero si era el más rico y tal vez envidiado. El sería siempre quien podía adquirir todas las cosas de moda, la mejor casa, la mejor ropa, la mejor comida, si Zaqueo viviera en nuestro tiempo, cambiaría de modelo de celular cada dos meses, tendría no solo el mejor coche, sino que más caro. Comería solo comida gourmet echa con ingredientes orgánicos y aunque actualizara sus estatus en facebook, nadie le pondría "me gusta" porque nadie lo agregaba como amigo en facebook; es más, los jóvenes le harían bulling cibertnético con el trending topic en Twitter #ZaqueoElSaqueador.
La verdad es que Zaqueo en su interior tenía una necesidad más grande que no había podido llenar, ni con el dinero, ni con el poder adquirido es decir, no podía ser feliz. Zaqueo, como todos los hombres, tenía la necesidad de ser respetado, de socializar y de tener amigos sin embargo, solo había sido rechazado y aislado de la sociedad, cuando perdió su identidad como judío perdió el significado en su interior y el propósito de su vida y aunque había obtenido dinero y poder, estas cosas no le dieron un significado verdadero a su vida. Cuando su carrera como cobrador de impuestos comenzaba, Zaqueo había soñado que cuando llegara a ser el jefe de los publicanos y rico, todas sus penas y su vida vacía terminaría; por eso tuvo gran coraje y valor para poder luchar por ese puesto. Pero una vez que logró posicionarse como jefe de los publicanos, se dio cuenta que no había logrado nada, el vacío en su interior aun lo tenía, y además ya estaba cansado y viejo. En ese momento se dio cuenta que había tomado malas decisiones en su vida, sin embargo ya era demasiado tarde para volver a comenzar.
¿Qué podía hacer Zaqueo para resolver su situación? Miren el versículo 3: Zaqueo procuraba ver quien era Jesús; él quería encontrarse con Jesús, no solo ir a verlo pasar y tal vez saludarlo, sino que era un deseo espiritual que saltaba desde su interior, Zaqueo tenía la necesidad de ir a Jesús. El habría oído ya muchas noticias sobre Jesús, escuchó que Jesús recibía a los pecadores, a los más sucios, y que no solo los recibía sino que incluso comía con ellos. Incluso habría escuchado que uno de sus discípulos había sido un cobrador de impuestos y lo más importante, Zaqueo había escuchado que cualquier pecador, no importando cuán grande y sucio pecador, viniera a Jesús con corazón arrepentido, Jesús le recibía con grande amor y le perdonaba de todos sus pecados. Por eso su interior tenía la necesidad urgente de encontrarse con Jesús, Zaqueo quería confesar todos sus pecados y recibir también de esa gracia y perdón que Jesús le estaría ofreciendo, cuando Zaqueo escuchó que Jesús pasaría por Jericó, tomó la decisión de hallarle y verlo de cualquier manera. Sin embargo para poder ver a Jesús, Zaqueo encontró varios obstáculos.
Primero Zaqueo tendría que enfrentarse a una multitud; para evitar problemas, Zaqueo se quedaba encerrado en su casa, después del trabajo, había hecho una casa con todas las comodidades, tanto que no le hacía falta salir y tener que lidiar con los desprecios de la gente; sin embargo para poder ver a Jesús él tendría que salir de su casa y enfrentarse a las personas que él tanto había despreciado y obligado a pagar impuestos. Al reconocer a Zaqueo, los hombres de la ciudad, lo rechazarían y le impedirían el paso, le golpearían y le despreciarían.
Segundo, el obstáculo que físicamente Zaqueo tenía que vencer, era su baja estatura. Zaqueo estaba rodeado de una multitud de hombres y mujeres de estatura promedio, y por más que se esforzara le era imposible siquiera ver a Jesús, lo único que podía ver era las espaldas de los demás y los codazos que “sin querer” recibiría en la cara, por parte de la multitud. Cualquier persona se habría decepcionado fácilmente ante esa situación, sin embargo una característica de Zaqueo es que era perseverante e insistente. El anhelo verdadero de conocer a Jesús en su interior, le hizo luchar y buscar la manera de encontrarse con Jesús. Un poco adelante, Zaqueo observó un árbol Sicómoro, muy cerca del camino que Jesús estaba a punto de tomar. Según la Wikipedia, estos árboles pueden alcanzar la altura de 15 a 20 metros y tienen 6 metros de ancho, por lo general, sin embargo al ser árboles de la familia de la higuera, son árboles que su ramaje brota a baja altura, por lo cual es muy sencillo subirse a ellos. Pero aunque para una persona de estatura promedio es fácil subirse a un árbol Sicómoro, para Zaqueo sí representaba todo un reto. Además él era el jefe de los publicanos y rico, Zaqueo tendría que cuidar su prestigio porque ¿qué hubiera pasado si alguno de sus subordinados lo hubiera visto colgado del árbol Sicómoro? seguramente le tomaría una foto y la subiría a las redes sociales, y después esa foto estaría en todos los noticieros y en los programas de los espectáculos y chismes en Jericó. Sin embargo el deseo espiritual de ver a Jesús le hizo desafiar la situación con la cual se había encontrado.
De lo anterior aprendemos que, para encontrar a Jesús en nuestra vida, comúnmente vamos a tener que enfrentar varios obstáculos y que para vencer esos obstáculos necesitamos en nuestro interior, el verdadero deseo espiritual. Cuando queremos ir a encontrarnos con Jesús los hombres alrededor nuestro llegan a convertirse en grandes obstáculos, antes de manifestar nuestro deseo de estudiar la biblia, llegamos a pasar desapercibidos en la familia o en nuestro grupo de amigos, pero justo después que manifestamos nuestro deseo en nuestro interior de tener una mejor relación con Cristo, entramos en el ojo del huracán y comenzamos a recibir comentarios que tratan de desalentarnos. Otro tipo de obstáculos que aparecen están en nuestro interior, miedo a lo que no conocemos, desconfianza, temor a cambiar nuestra vida, nuestra costumbre, miedo a confesar nuestros pecados; pero si encontramos a Jesús y vamos a él con un corazón arrepentido podemos recibir el perdón de nuestros pecados, podemos encontrar el significado verdadero de nuestra vida y recuperar la esencia de hijo de Dios que hemos perdido. Si encontramos a Jesús podemos escapar de una vida impotente y llegar a vivir una vida como siervo de Dios, que de grandes frutos espirituales. Cuando tenemos el verdadero deseo espiritual anheloso de encontrar a Jesús podemos vivir una vida que vence los obstáculos.
Segunda parte: Zaqueo, date prisa, desciende. (Versículo 5)
Al ver a Zaqueo arriba del árbol Sicómoro, Jesús le llamó diciendo (miren el versículo 5 y vamos a leerlo juntos) “Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.” De estas palabras de Jesús podemos aprender dos cosas.
Primero, Jesús no ignoró a Zaqueo, sino que le miró con atención; aunque Jesús estaba entre la multitud, y Zaqueo arriba de un árbol, Jesús vio a Zaqueo y reconoció su corazón y percibió su deseo espiritual que le buscaba con anhelo. Entre la mirada de Jesús llena de misericordia y la mirada de Zaqueo con el anhelo de conocerle, hubo un complemento. Jesús entendió que Zaqueo estaba enfermo en lo profundo de su espíritu y necesitaba del amor y el perdón de Jesús y le llamó para poder sanarlo, de la misma manera en que un padre llama a su hijo a quién ama profundamente. Al llamarle, Jesús lo hizo por su nombre, diciéndole “Zaqueo” En esta palabra estaba contenido el interés profundo, el amor, la comprensión y el afecto de Jesús hacia Zaqueo. “Zaqueo, date prisa, desciende” Esta es la voz del mesías que busca con amor y diligencia lo que se había perdido.
Segundo, Jesús quiso posar en la casa de Zaqueo. El deseo de Jesús no solo era hablar con Zaqueo y conocerlo superficialmente, sino que quiso tener una relación personal. Por eso, quiso posar en su casa. Nadie nunca había querido relacionarse con Zaqueo fuera de los asuntos laborales, Zaqueo tenia soledad y sentía el rechazo de la gente que lo señalaban como pecador público. Sin embargo Jesús quiso posar en su casa, quiso compartir mucho tiempo con él. Jesús se hizo amigo de Zaqueo, Jesús es realmente el señor lleno de gracia, que acepta a los hombres, sin importar la condición o lo sucio y manchado de nuestro interior, en Jesús, encontramos verdaderamente a nuestro padre celestial quien aunque nos conoce justo como somos de pecadores, aun así abre los brazos para recibirnos. Originalmente, Jesús es el Dios que creó los cielos y la Tierra y es digno de recibir toda la gloria y honor; toda nuestra adoración y nuestro servicio. Pero, por causa de su grande amor hacia los humanos, se vistió de carne vil y vino al mundo. Y se hizo siervo de los hombres pecadores, humildemente.
Este día Jesús también quiere encontrarse con nosotros y también quiere tener un encuentro personal y profundo. En Apocalipsis 3:20 dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” Jesús nos está invitando a cada uno de nosotros a su banquete celestial. El deseo profundo de Jesús es que tengamos una relación de amor con él.
Tercera parte: El corazón arrepentido de Zaqueo (versículos 6-10)
¿Cuál fue la reacción de Zaqueo, al escuchar las palabras de invitación de Jesús? Miren el versículo 6, y vamos a leerlo: “Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso.” Zaqueo descendió a prisa, casi resbalándose, aunque la rama del árbol no era tan alta, para él si representaba una altura peligrosa, aun así descendió aprisa, y le recibió gozoso. Nunca nadie le había hablado por su nombre y nunca nadie le había extendido los brazos para recibirle. Zaqueo llevó a Jesús a su casa, por fin tenía a alguien con quien compartir su hermosa casa. ¿Qué hicieron las personas del pueblo al ver la reacción de Zaqueo junto a Jesús? Miren el versículo 7, En la calle, los hombres estaban mirando a Jesús y a Zaqueo y entre ellos murmuraban, sorprendidos porque Jesús había entrado a posar con un hombre pecador. Ellos no entendieron el corazón puro y lleno de amor de Jesús, ellos no conocieron la dimensión del amor de Jesús y mucho menos pudieron comprender el gozo verdadero que Zaqueo estaba experimentando por qué Jesús le había llamado por su nombre. Solo vieron la apariencia y criticaron a Jesús quien recibió a Zaqueo.
¿Cuál fue el cambio que experimentó Zaqueo al recibir a Jesús? Vamos a leer juntos el versículo 8: “Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado.” Después de haber encontrado a Jesús, Zaqueo se hizo completamente otra persona. Habiendo sido conmovido por el amor de Jesús, quebranto su duro corazón y se arrepintió verdaderamente. Al leer sus palabras podemos ver cómo Zaqueo fue transformado por completo.
Primero, él tenía un reconocimiento de sí mismo como un pecador. Aunque él no manifestó que era un pecador, en su decisión de pagar cuadruplicado a quienes ha defraudado podemos ver que reconoció que su riqueza fue ganada por robo. De esta manera él quiso reparar su pecado.
Segundo, su sistema del valor fue cambiado. Su decisión de vender la mitad de sus bienes y darlo a los pobres y devolver cuadruplicado a quienes había defraudado era una decisión inimaginable en el pasado. En los tiempos pasados, él era un esclavo del material. Hasta ahora, él amaba la riqueza y para ganar más riqueza saqueaba a los pueblos que estaban sufriendo bajo la colonización de Roma. Para ganar la riqueza él estaba dispuesto a hacer cualquier cosa, por esta causa él había ofendido y herido a muchas personas y también su interior había sido manchado y dañado a causa de este comportamiento. Su sistema del valor estaba enfermo. Sin embargo cuando él conoció a Jesús y le recibió, su sistema del valor fue restaurado en su forma original, primero Dios, después el hombre y al final el material. Ahora Jesús se había convertido en el verdadero propósito y significado de su vida, cuando su sistema del valor fue cambiado de esa manera, pudo ser libre de la atadura por la codicia y el deseo del material. Para él, todo el material y sus pertenencias ya no valían nada y por eso no le dolió deshacerse de ellas para poder compensar sus faltas. Cuando Zaqueo conoció verdaderamente el amor de Jesús para su vida, él recuperó el amor al prójimo y quiso ayudar a los pobres y arreglar sus faltas, usando así su material, para cosas valiosas y productivas.
Miren el versículo 9, después de que Zaqueo mostrara el arrepentimiento, Jesús le dijo: “Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham.” Los hombres que viven apartados de Dios, vive perdidos. Zaqueo al olvidar su esencia como Judío y al trabajar para los colonizadores romanos, él se apartó de Dios y vivió perdidamente. Perdiendo su propósito y el verdadero significado de su vida, perdió su misión que sus padres le habían dado al llamarlo ‘Zaqueo’. Aunque había logrado la gloria del mundo, obteniendo un buen trabajo que le daba mucho dinero y poder, él vivía una vida vacía y sin propósito. Jesús tuvo misericordia de Zaqueo, le buscó y le salvó. Esta fue la gracia que Zaqueo recibió de Jesús, aunque había sido despreciado por los hombres del pueblo, Jesús le reconoció como Hijo de Abraham, esta gracia que Jesús le entrega le restauró su vida como hijo de Dios, siendo puro y siendo bendición para su pueblo.
Miren el versículo 10 y vamos a leerlo juntos: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” En ocasiones los hombres de nuestro tiempo llegan a tener el corazón que desprecia a los hombres pecadores, tratamos de alejarnos de las personas que se ven pecadoras y tratamos de rodearnos solo de personas que aparentemente son buenas. Sin pensarlo llegamos a despreciar a los hombres, tanto como el pueblo despreciaba a Zaqueo, sin embargo Jesús es el Dios de amor que aceptó a todos los hombres, sin importar si estos hombres eran los más sucios pecadores. Oro para que a través de este mensaje, podamos aceptar el llamado que Jesús nos está dando, reconozcamos que hemos llegado a vivir perdidamente y sin rumbo y a través de Jesús podamos obtener nuevamente nuestra verdadera esencia de hijo de Dios.
No necesitamos tener un trabajo tan despreciable como cobrador de impuestos, para llegar a tener el mismo sentimiento que tuvo Zaqueo, aun nuestro trabajo por más inofensivo que parezca también nos puede alejar de Dios y cambiar nuestro interior de hijos de Dios, a personas que viven perdidamente su vida.
El conocimiento, el poder y el dinero, llegan a ser como las drogas que poco a poco controlan nuestro interior. Para Zaqueo su deseo por el dinero lo llevo a ser la persona más despreciada de su pueblo. Personalmente a mí me gusta mucho mi trabajo, me apasiona, me hace sentir útil, me ha dado muchas satisfacciones y ciertamente en ocasiones ha llegado a ser piedra de tropiezo para mi vida de fe, ya que me ha alejado de Dios y me ha debilitado en mi vida de fe. Ciertamente el problema no es el trabajo, sino mi negligencia al darle más importancia a la vida secular que a la vida de fe. Así como Zaqueo, también he llegado a tener mal mi sistema del valor y me he esforzado equivocadamente en mi vida. A través de este mensaje aprendo a reconocer la necesidad de mi interior, así como Zaqueo, necesito ir de nuevo a Jesús a buscarle, venciendo los obstáculos, de esta manera pueda recuperar completamente mi propósito de la vida y mi llamado a servir a Dios en los campus de la universidad. Le doy gracias a Dios por esta palabra que me enseña a restaurar mi sistema del valor, reconocer a Jesús como mi supremo salvador y a tener urgencia en mi corazón de llegar a Jesús y a reencontrarme con él, personalmente.
En conclusión: Entre los jóvenes intelectuales de la universidad hay muchos como Zaqueo. Al verles aparentemente se ven triunfadores, felices y con una vida prometedora. Sin embargo la realidad es que han llegado a ser egoístas, su necesidad de sobresalir ante los demás, les ha hecho endurecer su corazón y olvidarse de su interior de hijos de Dios. Sin embargo su “yo interior” llora y se queja por el dolor que produce el sentir un vacío que no pueden llenar, sin saberlo lo que ellos necesitan es al Mesías. Para ellos les es necesario urgentemente el buen pastor que vino al mundo a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Oro para que el día de hoy reconozcamos a Jesús como nuestro buen pastor, el día de hoy Jesús nos está llamando, cada uno de nosotros debe de descender de prisa de nuestro árbol sicómoro y correr a los brazos de Jesús, que quiere morar en nuestra casa. Amén.