Lucas
19:1-10 [19:10]
Bienvenidos
al segundo tiempo de gracia de esta conferencia de Semana Santa en el
inspiration center de Huaxtla Jalisco; en el pasaje de esta mañana,
aprenderemos sobre Zaqueo, quien era jefe de los publicanos y rico.
Zaqueo tenía todo lo que los hombres querían poseer; poder,
prestigio y dinero; sin embargo tenía una necesidad más grande en
su interior. Jesús pasó por Jericó, le buscó y le salvó, esta
fue la gracia que Zaqueo recibió de Jesús.
"Porque
el Hijo del Hombre VINO a buscar y a salvar lo que se había perdido"
Oro para que en esta mañana podamos aprender el significado que
tienen las palabras "lo que se había perdido" y
reconozcamos a Jesús quien vino al mundo, en busca de los perdidos.
Primera
parte: Desde arriba de un árbol Sicómoro (1-4)
Este
pasaje de la biblia sucedió mientras Jesús se dirigía a Jerusalén,
para cumplir la obra de salvación y la voluntad de Dios. Todos los
libros de los evangelios hablan sobre las obras hechas por Jesús
durante el camino a Jerusalén; sin embargo en el evangelio de Lucas
podemos encontrar los eventos y las parábolas que no se encuentran
en ningún otro evangelio. El autor ha enfatizado en Jesús
quien vino a buscar a los hombres,
tanto gentiles como Judíos y salvarlos
del castigo eterno,
entregándoles la salvación, vida eterna y el reino de Dios.
Miren
los versículos 1 y 2. En
su camino a Jerusalén, Jesús entró a Jericó, en esta ciudad había
un varón llamado Zaqueo
quien era Jefe de los publicanos, un hombre rico. El Nombre 'Zaqueo'
significa 'Pureza'
o 'Justicia'.
Sus padres le habían llamado así, teniendo esperanza en que Zaqueo
fuera un hombre de Dios y una bendición para su nación. Sus padres
habrían hecho todo lo posible para que su hijo cumpliera con esta
dirección de vida, le habrían dado la mejor educación en la mejor
universidad; sus padres tal vez querían que Zaqueo fuera un
excelente rabí, un doctor o un reconocido profesor; sin embargo
Zaqueo decidió ser Jefe de los publicanos; pero para llegar a ese
puesto, primero tenía que comenzar como cobrador de impuestos; ese
trabajo era uno de los trabajos más odiados y despreciados ya que no
solo eran odiados por la gente que tenía que pagar sus impuestos,
sino que eran odiados incluso por sus jefes los Romanos, los
despreciaban y les pedían grandes cantidades de dinero; Zaqueo para
poder cumplir estas grandes cantidades de dinero, tenía que
aprovecharse de las personas y les obligaba a pagar más impuestos,
aunque fueran muy pobres.
Su
trabajo era considerado un acto de traición a su pueblo, ya que
trabajaba para los odiados opresores romanos y también quebrantaba
la ley de Dios, al trabajar con los gentiles adoradores de ídolos.
Este trabajo significó para Zaqueo abandonar su identidad judía con
el fin de ganar dinero. Por eso los cobradores de impuestos eran
tratados como pecadores y se les prohibía entrar a las sinagogas y
participar en la vida religiosa de Israel.
Zaqueo
no solo fue cobrador de impuestos, sino que llegó a ser el jefe de
los publicanos, él había adquirido poder sobre otros, esto quiere
decir que tenía el coraje para ir escalando entre los puestos y
llegar a ser el Jefe. El convertirse en Jefe de algún trabajo no es
nada fácil, no importa que trabajo sea, estoy
seguro que hasta para llegar a ser el jefe de los "cerillitos
del walmart", te tienes que echar a la bolsa a dos que tres
enemigos, por lo menos. Para
llegar a jefe de los publicanos, Zaqueo tuvo que convertirse en una
persona cruel y sin misericordia, el mundo de los cobradores de
impuestos, está lleno de personas crueles, insistentes,
manipuladores; esto nos hace suponer cuantas luchas crueles tuvo que
pasar Zaqueo, y tuvo que trabajar dos o tres veces más fuerte que
todos los demás, tuvo que ser dos o tres veces más cruel que sus
compañeros, al cobrar los impuestos, para así llegar a ser el jefe
de los publicanos.
Este
trabajo de jefe de los publicanos, no solo le había causado dolores
de cabeza y cansancio a Zaqueo, sino que le dio Poder, y sobre todo
dinero. Tal vez Zaqueo no era el ser más amado de su pueblo, pero si
era el más rico y tal vez envidiado. El sería siempre quien podía
adquirir todas las cosas de moda, la mejor casa, la mejor ropa, la
mejor comida, si Zaqueo viviera en nuestro tiempo, cambiaría de
modelo de celular cada dos meses, tendría no solo el mejor coche,
sino que más caro. Comería solo comida gourmet echa con
ingredientes orgánicos y aunque actualizara sus estatus en facebook,
nadie le pondría "me gusta" porque nadie lo agregaba como
amigo en facebook; es más, los jóvenes le harían bulling
cibertnético con el trending topic en Twitter #ZaqueoElSaqueador.
La
verdad es que Zaqueo en su interior tenía una necesidad más grande
que no había podido llenar, ni con el dinero, ni con el poder
adquirido es decir, no podía ser feliz. Zaqueo, como todos los
hombres, tenía la necesidad de ser respetado, de socializar y de
tener amigos sin embargo, solo había sido rechazado y aislado de la
sociedad, cuando perdió su identidad como judío perdió el
significado en su interior y el propósito de su vida y aunque había
obtenido dinero y poder, estas cosas no le dieron un significado
verdadero a su vida. Cuando su carrera como cobrador de impuestos
comenzaba, Zaqueo había soñado que cuando llegara a ser el jefe de
los publicanos y rico, todas sus penas y su vida vacía terminaría;
por eso tuvo gran coraje y valor para poder luchar por ese puesto.
Pero una vez que logró posicionarse como jefe de los publicanos, se
dio cuenta que no había logrado nada, el vacío en su interior aun
lo tenía, y además ya estaba cansado y viejo. En ese momento se dio
cuenta que había tomado malas decisiones en su vida, sin embargo ya
era demasiado tarde para volver a comenzar.
¿Qué
podía hacer Zaqueo para resolver su situación? Miren
el versículo 3: Zaqueo
procuraba ver quien era Jesús; él quería encontrarse con Jesús,
no solo ir a verlo pasar y tal vez saludarlo, sino que era un deseo
espiritual que saltaba desde su interior, Zaqueo tenía la necesidad
de ir a Jesús. El habría oído ya muchas noticias sobre Jesús,
escuchó que Jesús recibía a los pecadores, a los más sucios, y
que no solo los recibía sino que incluso comía con ellos. Incluso
habría escuchado que uno de sus discípulos había sido un cobrador
de impuestos y lo más importante, Zaqueo había escuchado que
cualquier pecador, no importando cuán grande y sucio pecador,
viniera a Jesús con corazón arrepentido, Jesús le recibía con
grande amor y le perdonaba de todos sus pecados. Por eso su interior
tenía la necesidad urgente de encontrarse con Jesús, Zaqueo quería
confesar todos sus pecados y recibir también de esa gracia y perdón
que Jesús le estaría ofreciendo, cuando Zaqueo escuchó que Jesús
pasaría por Jericó, tomó la decisión de hallarle y verlo de
cualquier manera. Sin embargo para poder ver a Jesús, Zaqueo
encontró varios obstáculos.
Primero
Zaqueo tendría que enfrentarse a una multitud; para evitar
problemas, Zaqueo se quedaba encerrado en su casa, después del
trabajo, había hecho una casa con todas las comodidades, tanto que
no le hacía falta salir y tener que lidiar con los desprecios de la
gente; sin embargo para poder ver a Jesús él tendría que salir de
su casa y enfrentarse a las personas que él tanto había despreciado
y obligado a pagar impuestos. Al reconocer a Zaqueo, los hombres de
la ciudad, lo rechazarían y le impedirían el paso, le golpearían y
le despreciarían.
Segundo,
el obstáculo que físicamente Zaqueo tenía que vencer, era su baja
estatura. Zaqueo estaba rodeado de una multitud de hombres y mujeres
de estatura promedio, y por más que se esforzara le era imposible
siquiera ver a Jesús, lo único que podía ver era las espaldas de
los demás y los codazos que “sin querer” recibiría en la cara,
por parte de la multitud. Cualquier persona se habría decepcionado
fácilmente ante esa situación, sin embargo una característica de
Zaqueo es que era perseverante e insistente. El anhelo verdadero de
conocer a Jesús en su interior, le hizo luchar y buscar la manera de
encontrarse con Jesús. Un poco adelante, Zaqueo observó un árbol
Sicómoro, muy cerca del camino que Jesús estaba a punto de tomar.
Según la Wikipedia, estos árboles pueden alcanzar la altura de 15 a
20 metros y tienen 6 metros de ancho, por lo general, sin embargo al
ser árboles de la familia de la higuera, son árboles que su ramaje
brota a baja altura, por lo cual es muy sencillo subirse a ellos.
Pero aunque para una persona de estatura promedio es fácil subirse a
un árbol Sicómoro, para Zaqueo sí representaba todo un reto.
Además él era el jefe de los publicanos y rico, Zaqueo tendría que
cuidar su prestigio porque ¿qué hubiera pasado si alguno de sus
subordinados lo hubiera visto colgado del árbol Sicómoro?
seguramente le tomaría una foto y la subiría a las redes sociales,
y después esa foto estaría en todos los noticieros y en los
programas de los espectáculos y chismes en Jericó. Sin embargo el
deseo espiritual de ver a Jesús le hizo desafiar la situación con
la cual se había encontrado.
De
lo anterior aprendemos que, para encontrar a Jesús en nuestra vida,
comúnmente vamos a tener que enfrentar varios obstáculos y que para
vencer esos obstáculos necesitamos en nuestro interior, el verdadero
deseo espiritual. Cuando queremos ir a encontrarnos con Jesús los
hombres alrededor nuestro llegan a convertirse en grandes obstáculos,
antes de manifestar nuestro deseo de estudiar la biblia, llegamos a
pasar desapercibidos en la familia o en nuestro grupo de amigos, pero
justo después que manifestamos nuestro deseo en nuestro interior de
tener una mejor relación con Cristo, entramos en el ojo del huracán
y comenzamos a recibir comentarios que tratan de desalentarnos. Otro
tipo de obstáculos que aparecen están en nuestro interior, miedo a
lo que no conocemos, desconfianza, temor a cambiar nuestra vida,
nuestra costumbre, miedo a confesar nuestros pecados; pero si
encontramos a Jesús y vamos a él con un corazón arrepentido
podemos recibir el perdón de nuestros pecados, podemos encontrar el
significado verdadero de nuestra vida y recuperar la esencia de hijo
de Dios que hemos perdido. Si encontramos a Jesús podemos escapar de
una vida impotente y llegar a vivir una vida como siervo de Dios, que
de grandes frutos espirituales. Cuando tenemos el verdadero deseo
espiritual anheloso de encontrar a Jesús podemos vivir una vida que
vence los obstáculos.
Segunda
parte: Zaqueo, date prisa, desciende. (Versículo 5)
Al
ver a Zaqueo arriba del árbol Sicómoro, Jesús le llamó diciendo
(miren el versículo 5 y vamos a leerlo juntos) “Cuando
Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo:
Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en
tu casa.” De estas
palabras de Jesús podemos aprender dos cosas.
Primero,
Jesús no ignoró a Zaqueo, sino que le miró con atención; aunque
Jesús estaba entre la multitud, y Zaqueo arriba de un árbol, Jesús
vio a Zaqueo y reconoció su corazón y percibió su deseo espiritual
que le buscaba con anhelo. Entre la mirada de Jesús llena de
misericordia y la mirada de Zaqueo con el anhelo de conocerle, hubo
un complemento. Jesús entendió que Zaqueo estaba enfermo en lo
profundo de su espíritu y necesitaba del amor y el perdón de Jesús
y le llamó para poder sanarlo, de la misma manera en que un padre
llama a su hijo a quién ama profundamente. Al llamarle, Jesús lo
hizo por su nombre, diciéndole “Zaqueo” En esta palabra estaba
contenido el interés profundo, el amor, la comprensión y el afecto
de Jesús hacia Zaqueo. “Zaqueo,
date prisa, desciende”
Esta es la voz del mesías que busca con amor y diligencia lo que se
había perdido.
Segundo,
Jesús quiso posar en la casa de Zaqueo. El deseo de Jesús no solo
era hablar con Zaqueo y conocerlo superficialmente, sino que quiso
tener una relación personal. Por eso, quiso posar en su casa. Nadie
nunca había querido relacionarse con Zaqueo fuera de los asuntos
laborales, Zaqueo tenia soledad y sentía el rechazo de la gente que
lo señalaban como pecador público. Sin embargo Jesús quiso posar
en su casa, quiso compartir mucho tiempo con él. Jesús se hizo
amigo de Zaqueo, Jesús es realmente el señor lleno de gracia, que
acepta a los hombres, sin importar la condición o lo sucio y
manchado de nuestro interior, en Jesús, encontramos verdaderamente a
nuestro padre celestial quien aunque nos conoce justo como somos de
pecadores, aun así abre los brazos para recibirnos. Originalmente,
Jesús es el Dios que creó los cielos y la Tierra y es digno de
recibir toda la gloria y honor; toda nuestra adoración y nuestro
servicio. Pero, por causa de su grande amor hacia los humanos, se
vistió de carne vil y vino al mundo. Y se hizo siervo de los hombres
pecadores, humildemente.
Este
día Jesús también quiere encontrarse con nosotros y también
quiere tener un encuentro personal y profundo. En Apocalipsis 3:20
dice: “He aquí, yo estoy
a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré
a él, y cenaré con él, y él conmigo.” Jesús
nos está invitando a cada uno de nosotros a su banquete celestial.
El deseo profundo de Jesús es que tengamos una relación de amor con
él.
Tercera
parte: El corazón arrepentido de Zaqueo (versículos 6-10)
¿Cuál fue la reacción de Zaqueo, al
escuchar las palabras de invitación de Jesús? Miren el versículo
6, y vamos a leerlo: “Entonces
él descendió aprisa, y le recibió gozoso.” Zaqueo
descendió a prisa, casi resbalándose, aunque la rama del árbol no
era tan alta, para él si representaba una altura peligrosa, aun así
descendió aprisa, y le recibió gozoso. Nunca nadie le había
hablado por su nombre y nunca nadie le había extendido los brazos
para recibirle. Zaqueo llevó a Jesús a su casa, por fin tenía a
alguien con quien compartir su hermosa casa. ¿Qué hicieron las
personas del pueblo al ver la reacción de Zaqueo junto a Jesús?
Miren el versículo 7, En la calle, los hombres estaban mirando a
Jesús y a Zaqueo y entre ellos murmuraban, sorprendidos porque Jesús
había entrado a posar con un hombre pecador. Ellos no entendieron el
corazón puro y lleno de amor de Jesús, ellos no conocieron la
dimensión del amor de Jesús y mucho menos pudieron comprender el
gozo verdadero que Zaqueo estaba experimentando por qué Jesús le
había llamado por su nombre. Solo vieron la apariencia y criticaron
a Jesús quien recibió a Zaqueo.
¿Cuál
fue el cambio que experimentó Zaqueo al recibir a Jesús? Vamos a
leer juntos el versículo 8: “Entonces
Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de
mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se
lo devuelvo cuadruplicado.” Después
de haber encontrado a Jesús, Zaqueo se hizo completamente otra
persona. Habiendo sido conmovido por el amor de Jesús, quebranto su
duro corazón y se arrepintió verdaderamente. Al leer sus palabras
podemos ver cómo Zaqueo fue transformado por completo.
Primero,
él tenía un reconocimiento de sí mismo como un pecador. Aunque él
no manifestó que era un pecador, en su decisión de pagar
cuadruplicado a quienes ha defraudado podemos ver que reconoció que
su riqueza fue ganada por robo. De esta manera él quiso reparar su
pecado.
Segundo,
su sistema del valor fue
cambiado. Su decisión de vender la mitad de sus bienes y darlo a los
pobres y devolver cuadruplicado a quienes había defraudado era una
decisión inimaginable en el pasado. En los tiempos pasados, él era
un esclavo del material. Hasta ahora, él amaba la riqueza y para
ganar más riqueza saqueaba a los pueblos que estaban sufriendo bajo
la colonización de Roma. Para ganar la riqueza él estaba dispuesto
a hacer cualquier cosa, por esta causa él había ofendido y herido a
muchas personas y también su interior había sido manchado y dañado
a causa de este comportamiento. Su sistema del valor estaba enfermo.
Sin embargo cuando él conoció a Jesús y le recibió, su sistema
del valor fue restaurado en su forma original, primero Dios, después
el hombre y al final el material. Ahora Jesús se había convertido
en el verdadero propósito y significado de su vida, cuando su
sistema del valor fue cambiado de esa manera, pudo ser libre de la
atadura por la codicia y el deseo del material. Para él, todo el
material y sus pertenencias ya no valían nada y por eso no le dolió
deshacerse de ellas para poder compensar sus faltas. Cuando Zaqueo
conoció verdaderamente el amor de Jesús para su vida, él recuperó
el amor al prójimo y quiso ayudar a los pobres y arreglar sus
faltas, usando así su material, para cosas valiosas y productivas.
Miren
el versículo 9, después de que Zaqueo mostrara el arrepentimiento,
Jesús le dijo: “Hoy ha
venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de
Abraham.” Los hombres
que viven apartados de Dios, vive perdidos. Zaqueo al olvidar su
esencia como Judío y al trabajar para los colonizadores romanos, él
se apartó de Dios y vivió perdidamente. Perdiendo su propósito y
el verdadero significado de su vida, perdió su misión que sus
padres le habían dado al llamarlo ‘Zaqueo’. Aunque había
logrado la gloria del mundo, obteniendo un buen trabajo que le daba
mucho dinero y poder, él vivía una vida vacía y sin propósito.
Jesús tuvo misericordia de Zaqueo, le buscó y le salvó. Esta fue
la gracia que Zaqueo recibió de Jesús, aunque había sido
despreciado por los hombres del pueblo, Jesús le reconoció como
Hijo de Abraham, esta gracia que Jesús le entrega le restauró su
vida como hijo de Dios, siendo puro y siendo bendición para su
pueblo.
Miren
el versículo 10 y vamos a leerlo juntos: “Porque
el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había
perdido.” En ocasiones
los hombres de nuestro tiempo llegan a tener el corazón que
desprecia a los hombres pecadores, tratamos de alejarnos de las
personas que se ven pecadoras y tratamos de rodearnos solo de
personas que aparentemente son buenas. Sin pensarlo llegamos a
despreciar a los hombres, tanto como el pueblo despreciaba a Zaqueo,
sin embargo Jesús es el Dios de amor que aceptó a todos los
hombres, sin importar si estos hombres eran los más sucios
pecadores. Oro para que a través de este mensaje, podamos aceptar el
llamado que Jesús nos está dando, reconozcamos que hemos llegado a
vivir perdidamente y sin rumbo y a través de Jesús podamos obtener
nuevamente nuestra verdadera esencia de hijo de Dios.
No
necesitamos tener un trabajo tan despreciable como cobrador de
impuestos, para llegar a tener el mismo sentimiento que tuvo Zaqueo,
aun nuestro trabajo por más inofensivo que parezca también nos
puede alejar de Dios y cambiar nuestro interior de hijos de Dios, a
personas que viven perdidamente su vida.
El
conocimiento, el poder y el dinero, llegan a ser como las drogas que
poco a poco controlan nuestro interior. Para Zaqueo su deseo por el
dinero lo llevo a ser la persona más despreciada de su pueblo.
Personalmente a mí me gusta mucho mi trabajo, me apasiona, me hace
sentir útil, me ha dado muchas satisfacciones y ciertamente en
ocasiones ha llegado a ser piedra de tropiezo para mi vida de fe, ya
que me ha alejado de Dios y me ha debilitado en mi vida de fe.
Ciertamente el problema no es el trabajo, sino mi negligencia al
darle más importancia a la vida secular que a la vida de fe. Así
como Zaqueo, también he llegado a tener mal mi sistema del valor y
me he esforzado equivocadamente en mi vida. A través de este mensaje
aprendo a reconocer la necesidad de mi interior, así como Zaqueo,
necesito ir de nuevo a Jesús a buscarle, venciendo los obstáculos,
de esta manera pueda recuperar completamente mi propósito de la vida
y mi llamado a servir a Dios en los campus de la universidad. Le doy
gracias a Dios por esta palabra que me enseña a restaurar mi sistema
del valor, reconocer a Jesús como mi supremo salvador y a tener
urgencia en mi corazón de llegar a Jesús y a reencontrarme con él,
personalmente.
En
conclusión: Entre los jóvenes
intelectuales de la universidad hay muchos como Zaqueo. Al verles
aparentemente se ven triunfadores, felices y con una vida
prometedora. Sin embargo la realidad es que han llegado a ser
egoístas, su necesidad de sobresalir ante los demás, les ha hecho
endurecer su corazón y olvidarse de su interior de hijos de Dios.
Sin embargo su “yo interior” llora y se queja por el dolor que
produce el sentir un vacío que no pueden llenar, sin saberlo lo que
ellos necesitan es al Mesías. Para ellos les es necesario
urgentemente el buen pastor que vino al mundo a buscar y a salvar lo
que se había perdido.
Oro
para que el día de hoy reconozcamos a Jesús como nuestro buen
pastor, el día de hoy Jesús nos está llamando, cada uno de
nosotros debe de descender de prisa de nuestro árbol sicómoro y
correr a los brazos de Jesús, que quiere morar en nuestra casa.
Amén.