sábado, 26 de febrero de 2011

EL QUE PERMANECE EN MI

Juan 15:1-17 [5]
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.



Le doy gracias a Dios por ésta palabra que me recuerda el verdadero propósito de la vida de los creyentes, la forma en que podemos y debemos vivir y la única forma en que podemos llevar frutos a Dios.
Me agrada la forma en que Jesús predicaba la palabra a través de las parábolas de esta manera todos podían entender claramente el mensaje de Dios. En esta ocasión Jesús enseñó a los hombres sobre la fe, el amor y la unidad entre Él y los hombres. En la biblia en muchas ocasiones se menciona a Israel como una vid, incluso racimos de uvas aparecían en monedas y en adornos arquitectónicos. Los judíos dependían en su conexión con la “vid” de Israel para su salvación.
De esta manera en este pasaje de la Biblia Jesús habla a los hombres y hace poner sus ojos en Jesús como la vid verdadera. En quien hay que depender verdaderamente para la salvación. En la parábola de Jesús, Dios era el labrador quien limpiaba la vid quitando a los pámpanos que no servían o que estorbaban para el crecimiento de los pámpanos que llevaban frutos.
Al parecer en ese entonces era muy fácil para los hombres entender, el proceso de crecimiento y de mantención de un viñedo por eso Jesús hablaría de esta manera a los hombres, también al referirse a Israel como la Vid, Jesús quiso poner los ojos de los hombres para depender en la vid verdadera. Esta era la manera en que Jesús llegaba claramente al corazón de los hombres, hablando la palabra clara y directamente al corazón de los hombres.
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El propósito de la vida de nosotros los creyentes es agradar a Dios, según la parábola de Jesús, Dios en este caso era el labrador. No hay otra cosa que haga más feliz al labrador que el recibir los frutos esperados, esos frutos perfectos. También para Dios no hay otra razón para estar más feliz que con nuestras vidas llevemos los frutos agradables a Dios. ¿Cómo podemos llevar esos frutos agradables? “el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto” no hay una fórmula secreta, no hay un método, o una carisma o una idea que nos haga llevar mucho fruto, el pensar de esta manera seria equivalente a pensar que con nuestra propia sabiduría y fuerzas podemos llevar los buenos frutos a Dios, o podemos adquirir el galardón verdadero, sin depender en Dios. El pámpano para llevar fruto lo único que debe de hacer es permanecer en la vid.
¿Por qué es necesario dar fruto? El objetivo del pámpano es dar fruto. Si este no da fruto no ha cumplido el objetivo para el cual fue creado. ¿Por qué no damos frutos? Muchas veces dentro de mi llego a tener dudas o quejas las cuales estorban en mi relación con Dios. Llego a sentir pesado el vivir para Dios y esto hace que deje de depender en Jesús. Había llegado a pensar que el solo crecer discípulos era la única manera en que mi vida tiene la oportunidad para dar fruto. Y al no darlos me sentía como un pámpano que solo estorbaba la obra de Dios. Sin embargo el crecer discípulos es solo una forma de dar fruto hay muchas otras con los cuales puedo dar fruto y gloria al nombre de Dios. La paz, la mansedumbre, la benignidad, el amor por solo mencionar algunos también son frutos que podemos llevar a Dios. Pensando positivamente en los frutos que he llevado a Dios puedo animarme y puedo aferrarme más a la vid verdadera. De esta manera podre llevar todos y cada uno de los frutos para Dios. Oro para poder llevar también los frutos visibles a Dios. Hacer la obra de Dios en campus, crecer discípulos para la gloria de Dios y hacer la obra de Dios en los países de Latinoamérica.
“El que permanece en mi, lleva mucho fruto” Ese es el secreto para ser grandes pámpanos en la obra de Dios, depender y permanecer en Jesús. Un buen método para depender siempre en Jesús es estar en comunión con Dios y con Jesús a través de la palabra de Dios. Si yo me empapo de la palabra de Dios esta actuará naturalmente y se reflejara naturalmente a través de mi vida. No necesito tener un doctorado en religión para poder hacerlo solo “permanecer en la vid verdadera”
Oro para volver a la buena práctica de estar en comunión con Dios a través de la meditación de la palabra, tanto personal como en grupo, al regresar a la buena práctica del sogam podre empaparme cada semana y cada día con la palabra de Dios y de esta manera naturalmente la palabra actué en mi, refrescando mi vida desde el interior.
Oro para no ver la obra de Dios como un yugo pesado que hay que cargar o una vida de sufrimiento, sino como una bendición en la cual soy invitado a disfrutar, de esta manera con mucho ánimo podre venir y gozar la vida de fe.
Una palabra: Permanecer en Él.

sábado, 12 de febrero de 2011

SED SANTOS EN TODA VUESTRA MANERA DE VIVIR

Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;

Le doy gracias a Dios por esta palabra, la cual me hace recordar del amor y de la preciosa voluntad que tiene Dios para mi vida. ¿Cuál es esa voluntad? Estando en la vida de fe pueden llegar muchas dudas y muchas confusiones que he llegado a crear en mi cabeza. ¿A quién sirvo? ¿A quién sigo? ¿Cuál es mi propósito? ¿Dónde está mi meta?

Cuando llego a relajar lo suficiente la vida de fe, comienzo a perder el destino de mi vida, comienzo a perder de vista la meta y el verdadero propósito de mi vida. ¿Qué es lo que la palabra me dice al respecto? “ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado” 1 Pedro 1:13.
La palabra es clara, preparar mi vida en entendimiento de la palabra de Dios, la guía de mi vida tiene que ser completamente la palabra de Dios, no hay otro camino correcto por el cual tengo que caminar. Mi esperanza completa debe de estar puesta en la venida de mi señor Jesús.

Dios llamo mi vida y la prepara cada día, con mucho amor reprende e instruye para que con mi vida pueda servirle y pueda dar gloria a su nombre. De eso no me queda ninguna duda. El problema comienza cuando pierdo de vista a Dios. Y quiero servir mi propia vida, servir y seguir a los hombres, obedecer más la palabra de los hombres que la de Dios. Es ahí donde comienzo a perder mi propósito verdadero y mi meta.

Las dudas siempre estorban en nuestra vida, para todas esas dudas la biblia siempre tiene la respuesta. “como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia” 1 Pedro 1:14. Es increíble como en mi propia vida llego a añorar esos momentos que tenía en mi vida sin conocer a Dios. ¿Cuáles son esas cosas? El descansar, el ir a fiestas, el añorar reconocimiento humano, adquirir mucho conocimiento, deseo material. Todas estas cosas cualquier persona la puede adquirir y traen más problemas que las satisfacciones que pueden dar.

La salvación, Dios nos la da por gracia, recordando Juan 3:16 “…Para que todo aquel que en Él cree no se pierda mas tenga vida eterna” es ahí donde verdaderamente comienza nuestra carrera espiritual. El problema es pensar que esa es la meta. ¿Cuál es la meta en la carrera espiritual? “Sed santos, porque yo soy santo.” 1 Pedro 16. La meta es llegar ahí donde esta Jesús…Ser santos.

Ser santos es estar apartado. En base a esa definición que tan alejado estoy de “ser apartado” en esta semana estuve pensando en esta palabra y vi mi vida y que tan alejado estoy de lograrlo, siendo sincero conmigo mismo he visto que no estoy apartado del mundo y de la vida “normal” que viven los hombres. Es verdad que con mi boca confieso a Jesús pero no siempre con el corazón. Ese apartamiento, no significa que tendremos que vivir en nuestras comunidades exclusivas, viviendo como en otra época y en una esfera sin salir al mundo real. Sino que espiritualmente tener nuestro apartamiento del mundo del pecado.

“sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir” La palabra es clara “en toda vuestra manera de vivir” eso no solo incluye mi vida dentro de UBF o delante de los misioneros o pastores y pastora o en frente de mi mama y de mi familia. Sino que también delante de mis amigos, en la oficina, en el camión y cuando estoy caminando por al calle donde yo pienso que nadie me ve. Ser santos en toda vuestra manera de vivir. La palabra de Dios no solo me enseña de su omnipotencia sino también de su omnipresencia y en esos lugares donde yo creo que nadie me ve. Ahí está Dios viendo mis actos.

Esta palabra me recuerda que estoy viviendo en una carrera espiritual y que no debo conformarme con comenzar a correrla y pararme al primer kilometro. Mi propósito claro es llegar a esa meta. Esforzándome cada día yendo por el camino que Jesús me marcó. De esta manera llegaré a la meta.
Dios me ha permitido muchas bendiciones y me ha respondido todas y cada una de mis oraciones, así como creo que él es omnipotente debo de caminar cada día pensando en su omnipresencia, pensando en hacer las cosas no para agradar a los hombres, sino para solo agradarlo a Él recordando cada día por donde debo de ir y a donde debo de llegar.

Una palabra:
Sed Santos!