lunes, 19 de septiembre de 2011

PADRE PERDONALOS

Palabra Lucas 23:26-56
“Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes”


Le doy gracias a Dios que nos da su palabra poderosa. En esta conferencia he aprendido del pecado y como Jesús perdona a los pecadores. En esta palabra aprendí como fue que Jesús pago el pecado de todos y cada uno de los hombres en la cruz.
A lo largo de su vida de predicación, los fariseos y los escribas le criticaban porque el perdonaba los pecados. Verdaderamente Jesús tenía esa potestad de perdonar a los pecados porque el cargaría todos y cada uno de esos pecados en la cruz.
Después de que Jesús fue capturado, él fue llevado delante del concilio, él fue azotado, fue maltratado y escarnecido, más que los peores malhechores. El cuerpo de Jesús estaría todo cubierto de sangre, estaría débil y muy cansado; aun así tenía que cargar su cruz sobre su espalda totalmente dañada. Aunque Jesús es Dios echo carne, el cuerpo de Jesús es un cuerpo limitado de hombre. Su cuerpo estaba agotado y fue necesario que obligaran a ayudarlo a cargar su cruz.
En la cruz Jesús fue puesto con los malhechores que merecían ese tipo de muerte, hemos aprendido en el estudio que la cruz es de los peores castigos que los hombres pueden tener, el castigo de la cruz ha sido diseñado no para matar a los hombres, sino para hacerlos sufrir lo más posible, los hombres no mueren por la cruz, mueren al desangrarse y mueren por el dolor que provoca la cruz.
Con todo esto me doy cuenta de la gravedad del pecado. Cuando ignoramos de la grandeza de Dios y cuando aún no conocemos la palabra llena de amor de nuestro Señor; El pecado nos parece algo no tan grave, yo había llegado a pensar que podría hacer cualquier cosa con mi vida, siempre y cuando no dañara a nadie, ni ofendiera a los demás. Yo no me daba cuenta de lo grave que es el pecado.
Cuando Jesús estaba en la cruz, en el fueron depositados todos los pecados de los hombres, desde los pecados de Adán y Eva, hasta los pecados que he cometido el día de hoy y los que cometeré mañana. Cuando a Jesús lo golpearon, lo azotaron, lo escupieron, y lo clavaron en la cruz, él nuca se quejó ni reclamó a los soldados, al contrario el pido por su vida diciendo “perdónalos porque no saben lo que hacen”. El dolor más grande para Jesús fue cuando Dios, se alejó de su presencia. Cuando Jesús pronuncia las palabras “padre por que me has abandonado?” Jesús mostró su más grande dolor en la cruz esto era estar lejos de Dios.
El pecado no solo endureció mi corazón y me hizo tener queja, sino que el pecado quebró mi corazón y me hizo estar lejos de Dios. El dolor más grande para nuestra alma es estar alejada de Dios. El pecado de fornicación, me hizo olvidar mi imagen de hijo de Dios, ahora mi imagen estaba manchada y cambiada a causa del pecado. Ahora mi vida era como la vida de los animales, buscando la satisfacción de la carne. Mi voluntad había sido cambiada y ahora solo seguía la voluntad de mi propio pecado.
Siempre había conocido la imagen de Jesús en la cruz, recuerdo cuando era niño y mi Mamá me llevaba al templo y yo veía a Jesús en la cruz y no entendía por qué Jesús estaba clavado y sufriendo. Solo a través de la palabra entendí que Jesús en la cruz es la muestra más grande de amor, de Dios para con los hombres. Cuando mi pastor me explico sobre la palabra de la cruz y me dijo que Jesús estaba en la cruz a causa de mi pecado. Me sentí indigno, no era posible que Jesús se había preocupado tanto por mí, hasta dar su vida por la mía. Esa fue la primera vez que me sentí amado, ni siquiera en mi familia había sentido tanto amor.
Recuerdo que cuando escribí el sogam, de la palabra de crucifixión fue donde confesé mi pecado a Dios, quite mi máscara de la oveja perfecta y me mostré como era. Sentí inmediatamente el amor de Dios quien me recibía, quien me decía que me amaba. Recuerdo que no pude evitar llorar como un niñito, al entender que Dios me perdonaba mis pecados y me amaba como nadie más lo había hecho.
Siempre agradezco a Dios, que en cada conferencia nos permita recordar sobre el precioso amor de Jesús en la cruz, Dios me da la oportunidad de estudiar y de escuchar el mensaje nuevamente de la crucifixión, y de volver a encontrarme con mi Señor Jesús el salvador. Oro para siempre tener presente esta palabra, para que quede gravada en mi corazón y cada día a cada hora, recordar que Jesús lo entregó todo para limpiarme de mi sucio pecado.
Oro para que esta palabra no solo sea una palabra más que Dios me permite escuchar, sino que sea una palabra de Dios que esté presente en cada momento de mi vida, ayudándome a recordar, la gravedad del pecado, y que el pecado se paga con muerte, y al mismo tiempo, la gracia recibida por Jesús, quien ya pago el precio de ese pecado.
Gracias padre por Jesús quien lo entregó todo a causa de mí, en la cruz.
Una palabra: Padre a través de Jesús, me perdonaste.

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