viernes, 4 de octubre de 2013

Una cosa sé

Juan 9: 8-41
Entonces él respondió y dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo. (25)

Me gusta mucho la iglesia, los himnos, escuchar el mensaje y la palabra de Dios, compartir tiempo con los hermanos y tiempo con la familia, alabar al Señor. En fin me gusta la iglesia.

El ajetreo de cada día de la semana, me hacen tener mi mente mi tiempo ocupado en miles de cosas, excepto en la palabra de Dios, es cierto que es falta de diligencia de mi parte, siendo que debo de entregar cada día a Dios. Sin embargo el Domingo es para mi un gran día de descanso el cual puedo dedicar por completo a Dios y a pasar tiempo con mi familia.

Uno de los motivos principales por los cuales decidí participar fielmente en la iglesia, fue primero para conocer a Dios personalmente, conocer más su palabra y restaurar mi interior con la palabra de Dios, en segundo lugar, porque pasaba por situaciones muy difíciles en mi casa y con mi familia, por problemas de adicciones y desintegración familiar y encontré en la iglesia y en muchos miembros el amor familiar que me hacia falta en mi casa.

En verdad creo que los jóvenes deberíamos de tener, este tiempo de calidad, en una iglesia o grupo de jóvenes, que nos ayuden a restaurar nuestro interior, buscar un equilibrio en nuestra vida y acercarnos a Dios personalmente, esto va mucho mas allá de las religiones y de todas las cosas que los hombres inventan esto es buscar una relación personal con Dios.

Muchas veces los hombres, no ven más allá, juzgan, critican. No solo los hombres que están alejados de Dios sino incluso, nosotros como hijos restaurados, como cristianos o católicos, en muchas ocasiones criticamos a los hermanos, incluso mucho  más en ocasiones que la gente alejada de Dios.

En el pasaje de la biblia que este día estaba leyendo, encontré en Juan 9, la historia del hombre que es sanado por Jesús, el que era ciego y que ahora podía ver. En este pasaje de la biblia, se puede ver claramente la actitud de las personas que criticaron. A ese tipo de actitud me refiero, muchas veces nosotros como cristianos, marginamos a las personas que no piensan igual que nosotros, o si estamos predicando también llegamos a ser elitistas y tratamos de predicar a las personas que tienen cierta apariencia o que se comportan igual que nosotros incluso llegamos a predicar solo con personas conocidas, pareciendo utópico el acercarse a alguien totalmente desconocido en la calle y comenzar a hablar de Dios.

En el pasaje de la biblia, el hombre había sido sanado, el pecado que lo afectaba, incluso físicamente, había sido retirado y el ahora había sido sanado en todos los aspectos. Ese era el verdadero motivo para festejar y para dar gracias a Dios, alabándolo. Sin embrago los fariseos comenzaron a interrogar al hombre que había sido ciego, para ver quien habría hecho tal acto, no para ir a agradecer o reconocer como profeta o hijo de Dios, sino para castigarle, porque había hecho este acto en día de reposo.

Esta actitud "fariséica" en algunas ocasiones la llegamos a tener. Muchas veces nos importa más que se hace o se deja de hacer en nuestra iglesia y nos molesta si no siguen los procesos "religiosos" de nuestra congregación, el hecho de que en una iglesia existan "niveles" o que se otorguen "títulos", a los miembros habla de organización, procesos, niveles, y eso no suena a Dios. Incluso las mismas iglesias se han vuelto tan elitistas que en muchas ocasiones resulta incomodo invitar a personas a tu iglesia porque no sabes como pueden reaccionar tus hermanos.

Hemos perdido esa actitud sencilla de festejar el saneamiento de un hermano, el perdón de los pecados y hemos perdido el corazón sencillo que danza y baila delante de Dios. Lo hemos cambiado, por búsqueda de reconocimiento, por tratar de sobresalir ante los demás y en lugar de celebrar el perdón de los pecados o con corazón sencillo aceptar a todos los hombres en la casa de Dios y en nuestro corazón.

El hombre sanado al ser interrogado dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo. Su corazón es muy sencillo, el se reconoció a si mismo como ciego y ahora como sano; y no juzgo a Jesús por hacer algo "ilícito" en el día de reposo, sino lo reconoció como quien hizo algo maravilloso por el.

Jesús, no era de las personas que seguían reglas, procesos, costumbres o guías. Jesús hacia las cosas. Si le era necesario ir en contra de las costumbres del día del reposo, por sanar a un pecador, el lo hacía.

Oro para que Dios me permita recobrar ese corazón limpio y sencillo para reconocer siempre, antes que todo, la obra de Dios, su amor y la misericordia con los hombres. Y siempre alejar los pensamientos humanos que buscan reconocimiento, que siguen procesos, reglas y que juzgan a los demás.

Siempre debo de saber que cada uno de los hombres, han sido llamados para ser hijos de Dios y que de un hombre Dios puede levantar naciones, debo de aceptar a todos los hombres como mis hermanos y como hijo de Dios.

Gracias Dios por tu hermosa palabra, que no discrimina y que siempre acepta y ama a los pecadores.

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