sábado, 25 de agosto de 2007

Comunión con el Padre y con su hijo Jesucristo

1 Juan 1:3 “lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.”


En esta epístola, Juan comienza con un propósito especial, el dice en la primera parte del versículo 3, “lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros;” esta me parece una epístola que busca la reconciliación. Pero, ¿Qué tipo de reconciliación?

La comunión también se puede describir como la colaboración, amistad, fraternidad, lo que Juan buscaba con estas palabras era la comunión verdadera, esta no se conoce si primero no se establece una reconciliación verdadera con nuestro padre Dios, “y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.” Ese es el propósito especial que Juan buscaba al predicar lo que él había experimentado personalmente con Jesús. La reconciliación que busca estas palabras es la reconciliación primeramente con nuestro Padre celestial, cuando en nosotros existe el pecado, rompemos esa relación, y esa comunión con Dios, de esta forma no podemos imitar el amor verdadero de Dios y el corazón sacrificante y nuestra comunión aun con los hombres es rota.

A través de Jesucristo, Dios prometió la restauración de esa comunión, el ejemplo perfecto de la comunión es la trinidad, es decir Dios, Jesucristo y el espíritu Santo. Ellos tres son una sola persona, es decir Jehová Dios. Jesús nunca rompió esa comunión perfecta, en el había corazón humillado delante de Dios y la obediencia a su palabra, aunque en el mundo había tentación y pecado, Jesús nunca se alejo de la luz verdadera de Dios. Si el hombre rompió esa delación, ¿De qué manera entonces, se recupera esa relación con Dios?, solo a través de Jesucristo y de su sangre en la cruz. De esta manera el hombre puede conocer el gozo verdadero en su vida.

Yo quiero experimentar también el cumplimiento del gozo verdadero en mi vida, esto solo lo pudo hacer teniendo una comunión verdadera con Dios cada día, solo de esta manera es que podre conocer ese gozo verdadero. Esta palabra me hizo reconocer que mi comunión con Dios no está totalmente firme, generalmente no me cuesta trabajo amar a todos los colaboradores en el centro, y creo que tengo en general una buena relación con cada uno de ellos, sin embargo cuando la biblia habla sobre poner la otra mejilla, o amar aun a los enemigos, ahí es donde lo encuentro un poco difícil; nunca he recibido una cachetada y no sé que tanto duele, pero lo que si se es que dudaría mucho en poner la otra mejilla. Lo que quiero decir es que no he sabido imitar el amor sacrificante de Cristo.

Hace como un año, mi familia se separó, incluso salimos a vivir a una casa diferente y muy muy lejos, mi mama adrian y yo, esto por muchos problemas familiares que están por demás explicar, con esto experimente un cierto rencor hacia mis padres, hacia ambos; no entendía como solo veían sus problemas personales y no pensaban en la familia, sin embargo ese rencor pronto lo pude sacar de mi interior, y solo acepte las cosas que estaban pasando, sin embargo la relación con mi papa nunca pudo ser restaurada completamente, y aunque no tengo ningún resentimiento, no siento que tenga una buena relación con él. Jesús no anduvo en la oscuridad, tenía el corazón humillado delante de Dios y el amor sacrificante, y de esta forma nunca rompió la relación perfecta con Dios. Sé que no he imitado ese amor sacrificante y verdadero en la relación con mi papa y me arrepiento por eso, esto solo me hace ver que la relación con Dios también está rota, a causa de mi pecado de deseo carnal, oro para siempre recordar la gracia que recibí al conocer a Jesucristo y su sacrificio en la Cruz, de esta manera cada día recordar la gravedad del pecado y tener la fuerza y la firmeza espiritual ante la tentación. Cada día restaurando la relación con Dios, e imitando el amor verdadero y sacrificante, pueda restaurar completamente la comunión primero con Dios y después naturalmente con los hombres. Oro para que también la palabra de Dios llegue a mi papa y el sea participe del gozo verdadero.

En la palabra Juan dijo: “Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.” Dios quiere que vallamos por esta luz verdadera, el es luz y en el no hay tinieblas, ese camino por el cual debemos de ir es Jesucristo. Misionero en el estudio hizo una pregunta. ¿Cómo es la luz en la cual andamos?, ¿será una de 60 watts? La luz en la que debemos de andar debe de ser la luz verdadera y la luz de Dios. esta luz se desaparece cuando dejo entrar en mi corazón los deseos carnales, los deseos de comodidad y mi amor propio que no quiere sacrificarse a sí mismo para servir a otros, cuando dejo que estos deseos entren en mi, solo puedo sentir muy pesada la cruz de Jesús, y dejo de sentir el gozo de cargar la cruz, oro para imitar verdaderamente el amor sacrificante de Jesús, y el corazón de pastor verdadero, para de esta manera sacrificar hasta mi vida para servir en la obra de Dios.

Sé que no soy un pastor excelente que sirve a muchas ovejas y que lleva muchos estudios uno a uno, pero si se que quiero hacer la lucha espiritual desde hoy, quiero disfrutar de andar en la luz de Dios verdaderamente, y restaurar verdaderamente mi relación con mi padre celestial, conocer e imitar el amor verdadero del padre y el corazón de pastor de Jesucristo y de esta manera servir a las ovejas y a los jóvenes universitarios del CUAAD.

Oro para cambiar mis costumbres, y arrepentirme de mis pecados y sacrificar mi amor propio que solo me hacen andar en tinieblas y poder disfrutar de la luz verdadera que experimento al tener el corazón humillado delante de Dios y la obediencia a su palabra. Oro para imitar el amor de Cristo, y el corazón del buen pastor que alimente a las ovejas del CUAAD.

Oro para que a través de la meditación de la palabra, del pan diario, oración y el sogam pueda restaurar cada día mi relación con Dios, y hacer la lucha espiritual hasta andar en la luz verdadera de Dios.

Una palabra:

Comunión y luz verdadera.

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