domingo, 17 de agosto de 2008

GUARDA EL BUEN DEPÓSITO

PALABRA/ II TIMOTEO 1:1-18
V. CLAVE/ II TIMOTEO 1:14

Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros.


Esta es la llamada carta testamento de Pablo a Timoteo, En la cárcel Pablo sabia que pronto su tiempo llegaría. Aunque Pablo sabia que el tiempo de su muerte estaba cerca, el también tenía la convicción que el evangelio no perecerá junto con él en la cárcel.

Ese “buen deposito” del que habla el versículo clave es el que se le confió a Pablo, como el ministro de la obra de Dios y que ahora él lo hereda a Timoteo. Pablo le exhorta a Timoteo “Guarda el buen deposito”, ésta era la misión que Timoteo había adquirido, por Dios y por los hombres, como fiel ministro del evangelio. Ese “deposito” ahora era puesto sobre los hombros de Timoteo y de otros siervos de Dios. De esta manera su misión seria ser los que cuidan ese tesoro que es el evangelio, y al mismo tiempo transmitirlo a los otros fieles guardianes.

Pero de ¿qué manera se puede hacer esa gran misión encomendada?, sin duda ningún hombre tiene la capacidad para poder hacer esta gran encomienda, si la fuerza y el poder con que se hace no viene de Dios, para Timoteo no era la excepción, Pablo le dice el camino con que el podría hacer esta gran encomienda que ahora era depositado en sus hombros. “Por el espíritu Santo que mora en nosotros”, la manera en que Timoteo desafiaría, aun su juventud, era confiando en el espíritu santo, quien es el que realiza la obra de Dios a través de los hombres fieles.

No hay ningún límite o alguna flaqueza para aquel quien se consagra y entrega su vida al Espíritu Santo, ya que se convierte en la fortaleza del hombre, dando los frutos visibles para la gloria de Dios. De esta manera el poder infinito de Dios se hace uno solo con las fuerzas y las capacidades de los hombres, de esta manera existe un verdadero cambio hasta que el ser humano se entrega por completo a la voluntad de Dios a través del espíritu santo, que es la guía en su vida.

Así como una herencia es entregada, de uno a uno, ese “buen deposito”, también es entregada a los siervos en este tiempo, el propósito que Timoteo tenia era, primero resguardar ese tesoro y segundo compartirlo con otros. Ese propósito también es puesto en nuestros hombros, primero, guardar el tesoro, El propósito de mi vida como discípulo de Cristo es resguarda el evangelio, no dejando que este se desvirtué, se adultere. De esta manera siempre debo de dejarlo entrar en mi corazón sin ninguna adulteración proveniente de mi propia idea o juicio propio. Para el que resguarda algún tesoro, este llega a ser el propósito de su vida, no lo abandona o nunca le quita los ojos de encima, de esta misma manera el evangelio en mi corazón debe de ser el propósito de mi vida, teniendo mis ojos puestos siempre en el. No abandonándolo y teniendo celo en conservarlo. Timoteo también tenía que “Compartirlo y entregarlo a otros”, no solo guardarlo celosamente para sí, sino que darlo a conocer a otros quienes se convertirán, también en fieles guardias de ese tesoro.

La palabra llego a mi corazón también de uno a uno y me gusta ese “deposito” o tesoro que hay que guardar, el problema es que muchas veces lo guardo para mi, en mi corazón, y no comparto esa palabra con los otros, y les quito la oportunidad de ser también fieles guardias del buen deposito. El propósito no solo era ser fiel en guardar el evangelio sino que también era compartirlo de esta manera la obra de Dios no termina en mi, sino que esta sigue creciendo infinitamente.

Oro para cambiar ese corazón celoso y tener el corazón de pastor que alimenta a las ovejas con la palabra y que comparte la responsabilidad de resguardar el buen deposito. Al pensar en todo el trabajo que hay que hacer y el poco tiempo que se cuenta para hacer la obra de Dios, llega el fatalismo en mi corazón, pero Pablo le enseña a Timoteo que la forma de hacerlo no depende en la capacidad o las fuerzas de los hombres sino que solamente confiando en la obra del Espíritu Santo que mora en los hombres fieles.

Oro para hacer la obra de Dios en los campus confiando en el poder del espíritu santo, dejando que la voluntad de Dios, a través del espíritu santo, haga fructífera mi vida en los campus universitarios. Cosechando los buenos frutos espirituales visibles en la próxima conferencia.

Oro para llevar tres invitados a la conferencia de verano, desde el campus del CUAAD, desafiando la condición del poco tiempo, oro para tener el corazón de siervo maduro y fiel que hace la obra de Dios, a través del espíritu santo, oro para tener el corazón fiel que resguarda y comparte la palabra de Dios que es el “buen deposito” y el tesoro que me ha sido heredado según la voluntad de Dios.

Una palabra: Resguarda y comparte ese tesoro.

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