sábado, 17 de enero de 2009

AUNQUE TIENES POCA FUERZA

PALABRA/ APOCALIPSIS 3:7-22
VERSÍCULO CLAVE/ APOCALIPSIS 3:8
447


Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre

Dios hablo haciendo una alabanza a la iglesia de filadelfia, para Dios ellos fueron los hombres excelentes que dieron gloria a su nombre, sin embargo ellos no fueron fuertes, ni eran muchos, sino que lo excelente de esta iglesia fue que guardaron la palabra de Dios y nunca negaron su nombre.

“aunque tienes poca fuerza” Estas palabra demuestran que la iglesia de Filadelfia no era una iglesia de hombres fuertes, no era ni siquiera una ciudad con mucha oportunidad para el crecimiento, las personas no tenían mucha educación, esto hacia que la iglesia se viera pequeña, débil y poco influyente. Sin embargo aun teniendo esas “pocas fuerzas” Dios alabo a este pueblo, ellos eran fieles, a la palabra de Dios, nunca negando su nombre, el verdadero deseo en su interior era que querían establecer la verdad de Dios, y al hacerlo agradaron y dieron gloria al nombre de Dios, aunque sus capacidades eran mínimas.

Dios les entrega la vida eterna, esa puerta que nadie puede cerrar, representa a Jesucristo y con ello la salvación, a Dios le importó no el numero o la capacidad de los hombres, sino que Dios vio el corazón verdadero de estos hombres, y el reconoció su fidelidad y el deseo verdadero de hacer la obra de Dios.

“Aunque tienes poca fuerza” esas son las palabras que deben de animar a los siervos de Dios, para hacer la obra de Dios desde lo pequeño hasta ver los grandes frutos.
Al ver mi vida solo veo la “poca fuerza”, teniendo poca capacidad, pocos recursos o poco tiempo, eso solo lo puedo ver si humana y egoístamente veo mi vida para la obra de Dios y de esta manera solo tengo pensamientos negativos en esta palabra aprendí del verdadero deseo que tiene Dios para sus siervos.

Platicando con compañeros de trabajo o conocidos, también cristianos, puedo ver que sus organizaciones cristianas o iglesias son mucho más grandes en números que en UBF, tienen varios cultos de domingo, a diferentes horas del día, con grupo de niños, adolescentes, jóvenes, adultos y adultos mayores, y muchas actividades. Al principio me parecía que su trabajo era muy grande y con muchos asistentes. Y cuando me preguntaban el número de asistentes del centro, la verdad nos veíamos con mucha desventaja por solo predicar a los Estudiantes. Sin llegar a criticar su forma de hacer la obra, pude observar que ellos solo asistían los domingos a la iglesia. Y solo un grupo muy pequeño predicaba el evangelio.

Sin duda esos grupos o iglesias cristianas se ven muchísimo muy influyentes ante los ojos humanos, pero lo que realmente ve Dios es el corazón de los hombres, mi corazón se ve muy pequeño, nada influyente e insignificante para hacer la obra en los 233 países del mundo, cuando pienso en la misión mundial, aunque me da mucho gozo pensar en algún día servir como misionero la obra de Dios, en mi corazón suena la siguiente pregunta “¿realmente me quieres usar señor?” y me arrepiento mucho por ese pensamiento.

El señor me ha dado la palabra poderosa, me ha enseñado a confiar en el verdaderamente en los tiempos difíciles, me ha permitido servirle en los campus universitarios, y me respondido mis oraciones viendo su mano llena de amor en mi familia, y mi corazón egoísta aun tiene dudas si realmente fui llamado para servir esta obra, solo porque me veo tan pequeño y sin fuerzas.

La palabra de esta semana me hizo pensar nuevamente en el verdadero propósito que debo de tener en mi corazón al servir la obra de Dios, “has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre” Eso es lo que a Dios le agrada, eso son las obras que Dios vio en los hombres de Filadelfia, esos fueron los motivos por los cuales Dios alabó y le entregó la vida eterna a los de Filadelfia.

Mi corazón se contaminó al querer servir la obra apresuradamente y teniendo para Dios muchos frutos visibles, quise ser el mejor al servir la obra y olvide que el principal motivo era solo guardar la palabra de Dios y nunca negar su nombre, al servir apresuradamente, era difícil ver los frutos. Y pronto mi corazón se lleno de fatalismo al no poder servir a Dios como yo quería, después comencé a ver todo negativamente, como que al ya no estar estudiando en la universidad era más difícil servir la obra de Dios predicando, ahora tenía que trabajar y dedicar mucho más tiempo del día a este trabajo, ahora era más difícil acercarse a la universidad ya que está lejos de mi trabajo, y muchas otras cosas.

Pero a Dios no le interesa si no soy el más fuerte, el más listo, el que predica mejor o tiene más ovejas, sino que Dios quiere que antes que nada, guarde verdaderamente la palabra en mi corazón y nunca niegue su nombre. Al hacerlo así el abrirá la puerta y me permitirá ver los grandes frutos.
Al buscar con mis ojos solo el buen tiempo para predicar la palabra, lo único que encontré fue desesperación al nunca encontrármelo. Si mi preocupación principal, es guardar la palabra verdaderamente en mi corazón, por ejemplo la meditación personal de la palabra, mediante el pan diario y la relación personal con Dios, la profundización mediante la escritura de sogam semanal, y la actitud académica para el estudio de la Biblia, de esta manera la palabra quedara clara en mi interior, y surgirá verdaderamente el deseo de servir la obra de Dios para dar gloria únicamente al nombre de Dios. De esta manera pueda tener la urgencia y la necesidad de salir y compartir la palabra.

Oro para tener en mi corazón siempre la fidelidad para guardar la palabra de Dios, para depositarla en mi corazón, que ésta penetre profundamente como la espada de dos filos y pueda cada día recordar el propósito de mi vida, que es servirle y dar gloria al nombre de Dios.

Oro para que a través de la palabra Dios me dé de nuevo el deseo ardiente de servirle en los campus universitarios llevando el evangelio, y predicando a los jóvenes, oro para que mi vida aunque luce pequeña y nada influyente, pueda ser la herramienta para que la palabra se extienda en todas partes del mundo y en cualquier lugar que sea la voluntad de Dios.

Dios me permita la fidelidad, para su palabra y para darle gloria a su nombre siempre.

Una palabra.
Has guardado mi palabra y no has negado mi nombre.

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