lunes, 25 de abril de 2011

Vio Dios que era bueno en gran manera


Génesis 1:1-31 [31]

Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.

Seguramente cada uno de nosotros nos hemos cuestionado alguna vez en nuestra vida estas preguntas: ¿Cuál fue el origen del mundo? ¿Cómo surgió el hombre? ¿Quién soy yo? Y ¿Cuál es el propósito de mi vida? Muchos hombres han gastado su vida completa tratando de descubrir las respuestas en la ciencia o en la filosofía. Génesis 1:1 dice: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra” Este versículo no solo es el versículo fundamental de toda la biblia y no solo es el versículo fundamental de la fe cristiana. Este versículo nos dice que Dios es Todopoderoso, no solo creador de los cielos y de la tierra, sino creador y señor de nuestras vidas. Oro para que a través de este mensaje podamos reconocer al Dios Todopoderoso y omnipotente, nos reconozcamos como creaciones de Dios, recordemos la imagen con la cual fuimos creados y aceptemos el verdadero propósito que es dado a nuestras preciosas vidas.

Primera parte: Dios creó los cielos y la tierra (1)

Vamos a leer juntos, el primer versículo, del primer capítulo, del primer libro, de toda la biblia Génesis 1:1: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra” Este versículo es el inicio de toda la Biblia y define el inicio de todas las cosas. Génesis en griego significa “nacimiento, creación, origen” Este versículo resuelve tajantemente las controversias entre los escépticos y los cristianos. El versículo declara que Dios estaba en el principio, antes que nadie, siendo Él el creador de todo lo demás.

En el principio, creó Dios los cielos y la tierra. La palabra ‘crear’ en su definición más sencilla y clara, significa hacer. Pero en Hebreo hay dos verbos que expresan el significado de “hacer” el primero es: ‘bara’ y el segundo ‘asah’. El verbo ásah se usaba para referirse en “hacer” las cosas a partir de materiales ya existentes. Pero, el verbo ‘bara’ se refiere solo para el acto de Dios. Es decir se refiere a “hacer” las cosas a partir de la nada. El verbo en el versículo 1 que dice: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” es ‘bara’.

La creación es algo que solo Dios puede hacer. Antes de que Dios creara las cosas, no existía nada en absoluto. Todo lo que existe en este momento, todo lo que vemos y experimentamos, todo lo que respiramos, todo lo que olemos y sentimos, incluso todo lo que somos nosotros mismos, fue creado por Dios.

Cuando hablamos del origen del mundo, saltan a relucir dos puntos de vista principales, uno de ellos el materialista o evolutivo y el otro, el punto de vista creacionista o “Dios céntrico” es decir el que declara que Dios es el creador de los cielos, de la tierra y de todo lo que habita en ella; incluyendo al hombre.

Hablemos sobre el punto de vista materialista. Desde que el hombre tiene memoria, ha querido explicar de diferentes formas el origen del mundo dejando de un lado a Dios. Sin embargo surgen muchos problemas a partir de este punto de vista.

Primero hay un problema en el origen de todas las cosas ¿Cómo fue que se creó el mundo? En estos tiempos existen varias teorías, el “Big Bang” o la teoría de la evolución. Estas teorías o hipótesis explican detalladamente sobre el método y el proceso de la evolución, sin embargo, nunca nos habla sobre el origen o el principio de la vida. Además dejan sin respuesta la pregunta más importante: ¿Cómo fue que el organismo complejo del ser humano, evolucionó de una vida inferior? Los científicos no han encontrado la respuesta en el mundo real, aunque ellos han buscado diligentemente.

El segundo problema surge cuando se quiere conocer el significado de la vida del hombre. Los filósofos han intentado definir al hombre y conocer el propósito de su vida. Pascal matemático, físico, filosofo y teólogo francés declaró “el hombre es una caña pensante” Físicamente el hombre es más débil que muchos animales, pero es el único que busca el sentido de su existencia.

Si la existencia del hombre fuera solo una casualidad o un accidente, su vida no tendría significado. Si la vida no tiene significado entonces la tumba seria el final de la vida del hombre.

Al observar todo lo anterior, podemos darnos cuenta de cuánto ha engañado la teoría de evolución a nosotros los hombres. Es verdad que cada uno de nosotros tenemos el derecho y somos libres de aceptar la teoría de Creación o la teoría de la evolución. Pero, depende de cual teoría aceptamos, llega a ser diferente nuestro punto de vista del mundo y de la vida. Si nosotros aceptamos la teoría de la evolución, nuestra vida se definiría como: la vida que se creó casualmente. Y llegamos a la destrucción, viviendo miserablemente con los instintos animales. Pero, si nosotros creemos en el Dios creador, nacemos de nuevo en el mundo de luz, de vida y de orden.

Nuestro Dios es el Dios creador que creó los cielos y la tierra en el principio. Y nuestro Dios es el Dios que Existió solo por sí mismo. Nuestro Dios es el alfa y el omega, principio y fin, el que era, el es y el que ha de venir, el Todopoderoso y el que vive eternamente. Alabemos a Dios que creó lo cielos y la tierra en el principio.

Segunda parte: Dios crea al hombre según su imagen (2 – 31)

¿Cómo fue la tierra en el principio? Miren el versículo 2 “Y la tierra estaba desordenada y vacía” Observe que antes de la creación, la tierra esta estaba desordenada y vacía aun no había nada digno de ser admirado, solo había confusión y vacío. Al igual que en el mundo, cuando un hombre vive sin Dios, en su interior hay confusión, el pecado se apodera de él y solo existe el desorden y vacío. ¿Qué es lo que Dios hace para cambiar esa situación? El mundo desordenado y vacío comenzó a ser creado, moldeado y cambiado con la palabra de Dios. Miren el versículo 3 y 4: “Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.” El deseo de Dios era crear la luz, sus palabras fueron “Sea la luz” y al mismo tiempo se hizo la luz. Ese es el Dios Todopoderoso y creador. En las almas de los hombres sin Dios, El señor actúa de la misma manera. Lo primero que Dios deposita en nuestro interior es la luz. La obra del espíritu santo actúa en nuestro interior iluminando nuestro entendimiento. De esta manera las tinieblas del pecado son removidas cuando creemos en Dios.

En los versículos del 6 al 13 vemos que la tierra estaba vacía pero a través de la palabra de Dios ésta se llenó de las riquezas y hermosas creaciones perfectas. Miren el versículo 11: “Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así”. Aunque Dios creó la tierra, el cielo, los mares, las hierbas y las plantas para que el hombre se beneficiara de ellas, estas creaciones le pertenecen a Dios y deben de ser, cuidadas y utilizadas para el servicio y la gloria de Su nombre.

En los versículos del 14 al 19 se habla del trabajo de Dios en el cuarto día. Miren el versículo 14: “Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años” A través de la palabra de Dios fueron creados el Sol la luna y las estrellas. La biblia no habla sobre el número, la naturaleza, el lugar en específico o los movimientos que tienen estas lumbreras. Ya que la palabra de Dios no fue escrita para satisfacer nuestra curiosidad o para darnos una maestría en astronomía, sino para llevarnos a Dios y hacernos sus hijos. Las lumbreras del cielo fueron creadas para servirle y para su gloria. De esta manera el sol sale fielmente cada mañana y brilla a su máxima potencia, dando así gloria al nombre de Dios. La luna según el tiempo perfecto, cambia de estado y algunos días podemos ver la luna llena que pronuncia el nombre de Dios. Nosotros mismos también somos las pequeñas lumbreras en este mundo que reflejamos la luz de Dios para los hombres.

En los versículos 20 al 25 podemos ver el trabajo de Dios en el día quinto. Dios ordenó la creación de los seres vivientes en el agua, las aves de los cielos, ganado y creaturas que se arrastran en la tierra e inmediatamente la tierra fue llena de ellos, Miren el versículo 22: “Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra.” Dios no solo creo a los animales y a las bestias sino que les dio una bendición, “Fructificad y multiplicaos” cada ser creado tiene un verdadero propósito en este mundo. La sabiduría de Dios creador y su majestad se puede admirar en su creación desde la fuerza y la tenacidad de una pequeña hormiga hasta la hermosura, fuerza y diligencia de gran león.

La creación del mundo no puede ser obra de la simple casualidad. Dios se tomó el tiempo de crear cada pequeño detalle en el mundo. Y a cada una de sus creaciones Le dio un propósito específico. A través de la creación del mundo Dios manifestó su bondad, su sabiduría y su omnipotencia a través de su palabra.

Dios había preparado ya un lugar hermoso y perfecto, digno de ser admirado. Entonces hacía falta una de sus creaciones, la más esperada por Dios. Miren el versículo 26 “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” Dios creó al hombre al final de todos los demás seres vivos. Esto es un honor para el hombre. Dios creó primero todo el entorno donde viviría el hombre, preocupándose aun en los pequeños detalles, todas las demás cosas fueron hechas a la medida y necesidades del hombre. Cuando el hombre fue creado, había ya una hermosa creación perfecta, esperando para ser admirada y administrada.

Hasta ahora Dios había dicho: “Sea la luz”, “haya expansión en medio de las aguas” y también dijo: “produzca la tierra hierba verde” y todo se hacía conforme a su palabra. Dios había hablado con gran autoridad, su voz era aun más fuerte que un poderoso trueno en el cielo. Pero ahora Dios dijo: “hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” en este versículo podemos aprender muchas cosas.

Primero Dios habló con un tono lleno de amor. La creación del hombre sería diferente a todas las demás creaciones. Es cierto que el hombre fue hecho el mismo día que las bestias, serpientes y los ganados. Incluso Dios creó y moldeo al hombre de la misma tierra con la cual fueron hechos los animales. Sin embargo Génesis 2:7 nos deja ver que el hombre no fue un ser viviente hasta que Dios le sopló el aliento de vida. El hombre no solo es hecho de carne sino que él está depositado el espíritu. ¿Por qué Dios lo hizo así? Dios no quería que el hombre solo perteneciera al mundo, como los animales; de ser así, la muerte sería el fin absoluto para la vida del hombre. El deseo de Dios fue que el hombre fuera aliado en el cielo, por eso le sopló el aliento de vida, haciéndolo así un ser espiritual.

Segundo Dios habló en plural cuando dijo: “hagamos al hombre”, “nuestra imagen” y “nuestra semejanza” ¿Quiénes estaban con Dios en ese momento? Cuando pensamos en Dios no podemos pensar en él como un ser espiritual único y solitario. Juan 1:1-3 dice: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” ¿Quién era el verbo que habitó con Dios antes de la creación? Juan 1:14 dice: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros, lleno de gracia y de verdad.” Jesús habitó con Dios y sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho. Desde el principio habitó la trinidad de Dios, es decir: Dios padre, Dios hijo y Dios espíritu santo. Y la creación del hombre fue realizada por la trinidad de Dios a su imagen y a su semejanza. De esta manera el hombre es dedicado y consagrado al Dios Padre, Dios hijo y Dios espíritu santo, el hombre es la creación especial de Dios, diferente a todas las demás. Dios puso al hombre en el lugar más alto de todas sus creaciones, siendo la corona de la creación y de todo lo que antes fue hecho.

Tercero “… a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” Dios utilizó dos palabras con significado similar, imagen y semejanza, lo hizo así para dar más énfasis en la creación del hombre; es decir, el hombre es la creación más perecida a Dios. El hombre no fue hecho semejante a alguna de las creaciones anteriores de Dios. Sino que fue hecho con la imagen y semejanza de su creador. Es cierto que entre Dios y el hombre hay una distancia infinita. Solo Cristo expresa la imagen de Dios en persona, es el hijo de Dios con la misma naturaleza; también Dios entregó al hombre el honor de ser creado a su imagen.

La imagen de Dios se puede definir en el hombre de la siguiente manera. Primero en su naturaleza y composición, no el de su cuerpo ya que Dios no tiene carne ni sangre, sino el de su alma, el hombre fue dotado del alma a través del aliento de vida, esta alma en su estado puro posee la misma voluntad que la de Dios; es de naturaleza inmortal y tiene el poder de cambio para nuestra vida.

Segundo Dios creó al hombre a imagen y semejanza de su autoridad. Miren el versículo 26 b: “y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.” El hombre fue establecido como el gobernador de todas las demás criaturas. Los animales y todas las creaturas, no temen y sirven a Dios por si solos, pero si temen y sirven al hombre. Él es quien administra la creación de Dios y es el encargado de que toda la creación de gloria al nombre de Dios.

Tercero Dios creó al hombre a su imagen y semejanza en justicia y santidad. La voluntad y el deseo del hombre recién creado en el principio, eran la misma voluntad y deseo que el de Dios. El hombre realizaba todo conforme a la voluntad de Dios sin errores ni equivocaciones en el hombre no había pasiones ni apetitos desbordados que influyeran en su vida. Sin embargo poco a poco el hombre fue perdiendo esa imagen perfecta justa y santa, a través del pecado. El único camino por el cual el hombre recupera nuevamente esa imagen justa y santa de Dios es a través del amor sacrificante de Dios. 1 Pedro 1:14-16 dice: “como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.” El hombre como hijo obediente debe de hacer el deseo de Dios en su vida, no conformándose con los deseos impuros en su interior. Obedeciendo con su vida la voluntad de Dios puede recuperar la imagen de Santidad y justicia.

Miren el versículo 27 y 28: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.” La creación perfecta de Dios fue hecho varón y hembra y les dio la bendición de “fructificarse y multiplicarse” El deseo de Dios era llenar la tierra con los hombres portadores de la imagen perfecta, justa y santa de Dios. De esta manera el hombre no solo se multiplicaría sino que sojuzgaría al mundo, es decir dominaría a la tierra con autoridad y seria él el encargado de la obra de Dios. Teniendo la obligación de dar gloria al nombre de Dios. Esa era la bendición que Dios entregaba al hombre, la misión de hacer la obra de Dios en la tierra. El hombre es el mayordomo puesto en un lugar alto en la creación y a través de esa misión, el hombre entrega el honor y la gloria a Dios.

¿Cómo resolvía Dios el problema del alimento? Miren los versículos 29 y 30 “Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así.” Dios no dejaría al hombre sin alimento ni sustento, aun el problema del alimento fue resuelto por Dios. Sin embargo Dios no dijo que el hombre estuviera sin hacer nada. El deseo de Dios fue que El hombre fuera el que cuidara la obra de Dios en la tierra y le dio la bendición en su misión. Dios estableció un orden perfecto. Primero dio la misión y le encargó al hombre su obra en la tierra y luego resolvió el problema del alimento. Mateo 6:33 dice: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” Ese debe de ser también nuestro orden y nuestro sistema del valor, primero obedecer y hacer la obra de Dios en esta tierra, entonces Dios nos dará todo lo necesario para nuestra vida.

Vamos a leer juntos el versículo 31: “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.” Dios concluyó su obra en seis días. ¿Por qué Dios esperaría seis días para crear el mundo? Sabemos que Dios tenía el poder y la autoridad para crear el mundo con una sola palabra en un solo instante. Sin embargo Dios cuido cada pequeño detalle y personalmente lo creo, todo a su tiempo, según su sabiduría, poder y bondad. A través de este versículo comprendemos varias cosas.

Primero Dios examinó todo lo que había hecho, vio muy de cerca todos los aspectos de su creación y su conclusión fue que su creación fue buena en gran manera. El hombre tiene el significado absoluto delante de Dios. Cuando Dios vio al hombre, no lo vio con desagrado. Dios estaba contento, porque en ese momento el hombre tenía la imagen de Dios. Esto quiere decir que cada uno de nosotros somos los seres agradables para Dios. Sin embargo muchas veces muchos de nosotros hemos pensado que somos inútiles, que no deberíamos de existir en este mundo. Por eso buscamos en el mundo algo material para sentirnos orgullosos de nosotros o sentirnos importantes, pero debemos de buscar nuestro significado en Dios que estuvo contento al vernos. Debemos de agradecer a Dios por darnos todo lo que tenemos. Debemos de examinar cada día nuestro interior y que sea de la manera en que a Dios le agrada. Como creaciones de Dios debemos de buscar la alabanza a Él, agradándole cada día.

Segundo, el propósito de nuestra vida es glorificar a Dios. La mayoría de los hombres viven sin saber por qué vivir. Pero el versículo 31 nos dice que el propósito de nuestra vida es agradar y glorificar a Dios. Los hombres que no creen en Dios, tienen la idea que vivir para glorificar a Dios, es vivir sin libertad. Cuando vivimos para la gloria de Dios, el hombre llega a ser verdaderamente feliz y tiene en su vida el verdadero gozo. Dios no es el dictador que oprime a los hombres como Hitler. Dios ama a los hombres profundamente y cuida toda su necesidad. Dios se preocupa mucho por tu felicidad y por la mía.

Sogam. Hola soy José de Jesús; mi nombre siempre me había parecido muy largo de pronunciar. Por eso cuando alguien preguntaba mi nombre solo decía: “me llamo chuy”. Nunca había entendido el significado de mi nombre hasta hace unos años. Hoy se que; por gracia de Dios, mi nombre es José de Jesús, es decir, soy José y le pertenezco a Jesús.

Desde chico viví con un complejo de inferioridad muy grande. Era de esos niños que les tenía miedo a los otros niños. No me gustaba hablar y me costaba mucho trabajo hacer amigos. Aunque crecí con una compañía muy agradable de mis hermanos, el complejo de inferioridad lo adquirí desde mi familia. Crecí en medio de discusiones y peleas de cada domingo. Muchas veces me enojaba con Dios y le reclamaba él porque me había permitido vivir una vida tan difícil. El alcoholismo de mi padre hizo que mi vida se tornara muy difícil cuando era adolescente. En dos ocasiones quise quitarme la vida, ya que había llegado al punto de estar cansado de los problemas. Sin embargo nunca fui lo suficientemente cobarde para hacerlo.

En la universidad quise una vida más relajada, comencé a buscar relaciones libres, sin compromisos con algunas de mis conocidas. Viviendo una vida sexual liberal. Al principio pensé que había encontrado el secreto de la felicidad, sin embargo cada día fue un poco más difícil controlar ese deseo carnal. Llegue a perder el control y cada día fue más difícil salir de eso. En las noches llegaba a mi casa, mas decepcionado y triste que el día anterior. Varias personas me hicieron mucho daño y yo le hice daño a otras cuantas.

En mi corazón yo realmente quería salir de ese enredo en el que me había metido. Pero no podía con mis propias fuerzas. Entonces hice lo que nunca antes había hecho. Le pedí a Dios que me ayudara. Créanme Dios responde rápido las oraciones, cuando se hacen de verdad. Unos días después una compañera que conocía unos semestres atrás, llegó a saludarme; ella no era de las que saludaba, también estaba muy contenta, tanto que hasta me asustó tanta alegría. Ella me invitó a hablar de la biblia y me comentó que se reunía con más estudiantes cerca del centro universitario.

Cuando asistí a UBF me pareció un lugar agradable. Sin embargo no entendía porque todos estaban sonriendo. Además era muy extraño para mí que todos supieran mi nombre y me decían que estaban orando por mí, nunca nadie lo había hecho antes. En ese culto el misionero hablo sobre el poder de la oración. Recuerdo que estudiamos sobre Daniel en el foso de los leones. Cuando llegué a mi casa oré para que Dios me permitiera conocerlo más. A través del estudio de la biblia, conocí a Cristo y supe que él me amo tanto que murió por mí en la cruz. Ahí fue la primera vez que entendí que mi vida era importante. Y que Dios la amaba.

A través de Génesis, Dios me dijo que mi vida era buena en gran manera, Dios se agrado tanto al crearme y al llamarme. Ni siquiera yo amaba tanto mi propia vida, como la ama Dios. Dios me ha llamado y me ha entrenado en la vida de fe. A veces he tratado de acomodar la voluntad de Dios a mis planes y mis sueños. De esta manera he llegado a pensar que la vida de fe es difícil de llevar. Sin embargo es porque quiero acomodar la voluntad de Dios a mis planes. Quiero orar cada día para recuperar la imagen de Dios en mi vida, de esta manera mi voluntad será exactamente la voluntad de Dios, quien me llama. Estoy seguro que Dios tiene planes perfectos y mucho mejores, que los que yo pueda planear. Oro para que cada día pueda revisar mi interior y busque que mi vida será agradable a Dios. Como hijo obediente busque siempre recuperar la imagen de Dios, depositando su voluntad perfecta en mi interior. De esta manera Dios se agrade nuevamente de mi vida y la vea buena en gran manera.

En conclusión. El hombre fue creado según la imagen de Dios y como el ser superior a todas las creaciones. Por tanto, debemos guardar bien nuestro lugar en la creación. Dios estaba muy contento cuando vio que su creación era buena en gran manera. Cada uno de nosotros tenemos la suficiente razón y valor para vivir en este mundo. Y nuestro propósito debe de ser dar gloria a Dios nuestro Creador. Alabemos hoy a nuestro señor quien puso sobre nosotros su voluntad especial y nos hizo vivir una gran vida, para gloria de su nombre.

viernes, 15 de abril de 2011

Hablando de Gracia…

La vida del cristiano no puede ser definida sin la palabra Gracia, es el primer sentimiento que llega al interior de los hombres al conocer a Cristo. Jesús entregó su vida para librar al hombre de ese pago. En resumidas cuentas a esto le llamamos gracia. Los hombres pecadores, por gracia fuimos salvados. Y en respuesta de esa gracia nosotros ofrendamos nuestras vidas.

Cuando se habla de ofrenda, las personas piensan que solo son números cerrados y porcentajes bien definidos que “se tienen” que entregar a Dios. Siempre he ido en contra de los números y de las palabras “se tienen” o “se deben” y “es obligatorio” dentro de la obra de Dios. El propósito de mi vida es agradar a Dios con todos los aspectos de mi vida, y este sentimiento tiene que ser inspirado por mi corazón y no por una obligación.

El servir a Dios con “obligaciones” no se llama vida de fe, se llama “religión” y a mí no me gustan las religiones. En el pan diario del día de hoy, se habla de la iglesia de macedonia y como ellos ofrendaban alegremente lo que tenían para Dios. Pablo dice en 2 Corintios 8:3 (DHH) “Yo soy testigo de que han ofrendado espontáneamente según sus posibilidades, y aun más allá de ellas. Por su propia iniciativa” eso es precisamente a lo que me refiero. Cuando dejamos que la gracia de Dios entre verdaderamente a nuestro interior, el deseo de querer entregar todo lo que tenemos, sale “por nuestra propia iniciativa” desde nuestro interior.

¿Por qué el ofrendar de lo que tenemos a Dios? La respuesta clara y concisa la tiene la biblia en 2 Corintios 8:9 “Porque ya saben ustedes que nuestro Señor Jesucristo, en su bondad, siendo rico se hizo pobre por causa de ustedes, para que por su pobreza ustedes se hicieran ricos.” Cuando entendemos la salvación por gracia, naturalmente queremos entregar a Dios. No solo lo poco o lo mucho que tengamos, sino nuestra propia vida.

Confieso que últimamente, he llegado a fallar en mi ofrenda a Dios. El alejar mi vista de Dios me había hecho tener muchas dudas respecto a la ofrenda. Lo había visto solo como un acto “religioso” una cantidad “bien definida” y solo un “porcentaje” que “tenia” que entregar como un pago mensual. (He resaltado cada una de estas palabras con comillas, para tratar de hacerles sentir la pesadez que sentía en mi corazón).

Oro para que cada día pueda tener esa propia iniciativa como el pueblo de Macedonia que entregó, según sus posibilidades y aun más allá de ellas, en servicio a Dios. Con corazón puro delante de Dios.

Señor gracias por su gracia y bendición, permítame el corazón quebrantado que reconoce cada día que lo mucho o lo poco que he llagado a tener ha sido por su gracia para con mi vida. Deme ese corazón de sirvo fiel, que entrega su vida en ofrenda a Dios.

El corazón de Dar.

jueves, 14 de abril de 2011

Ser reconciliador

13 Les ruego por lo tanto, como un padre ruega a sus hijos, que me abran su corazón, como yo lo he hecho con ustedes.

2 Corintios 6: 1-13 Version Dios Habla hoy


Muchas veces suena tan difícil la palabra reconciliación. Aun siendo comprados por Cristo, al vivir en un mundo donde cada ser humano tiene su propia forma de vivir, su propia manera de pensar y siendo “cada cabeza un mundo” (¿si has escuchado esa frase?) llegamos a experimentar ciertos roces, entre nuestras asperezas y las de los hermanos. Y créanme esto es más normal de lo que parece, es parte de vivir en el mundo real y no en las pequeñas burbujas que a veces quisiéramos para nuestro espacio personal.

En el pasaje de este devocional, Pablo hizo gran esfuerzo para llevarles la palabra a los corintios y tratar de reconciliarlos. Al ser llamados por Cristo y comprados por su sangre, nosotros también somos los embajadores que llevan ese mensaje de reconciliación. Sin embargo nuestros propios roces pueden llegar a dañar la fe de los más jóvenes. Es cierto que en ocasiones llega a ser imposible no ser parte de ese “roce” entre asperezas de nuestros propios caracteres. ¿Qué hay que hacer entonces? No podemos andar viviendo y caminando por ahí con una sonrisa que enseña las muelas a cada uno por aquello de querer mostrar siempre una sonrisa. Créanme que esas sonrisas siempre salen falsas. Para no mostrar una sonrisa falsa hay una solución rápida y fácil, sonríe siempre sinceramente. Esto solo es posible cuando no hay de esas asperezas dentro de nosotros.

En el pasaje de hoy Pablo tomó la iniciativa, él quería tener una relación de corazón a corazón. Si los corintios respondían a ese llamado, entonces podrían tener una amistad solida y basada en la palabra de Dios. ¿Cómo podemos tener una reconciliación verdadera con aquellos que solo encontramos asperezas? Entre líneas de este pasaje de la biblia podemos ver unos pasos que podemos tomar en cuenta.

Primero ensanchar nuestro corazón, es decir tener un corazón “grande” que pueda aceptar a cualquier tipo de persona. Aunque no piense igual que nosotros aunque parezca que se esfuerza demasiado para ir en contra de nosotros. Dios mostró un corazón más grande para con nosotros al entregar a su hijo unigénito para el perdón de nuestros pecados. Dios mostró iniciativa para acercarse a nosotros y limar nuestras asperezas a causa del pecado.

Yo quiero crecer en una fraternidad que siempre muestre el corazón y la voluntad de Dios, por tanto el tener rencores o malos entendidos no es una actitud con la que deban de vivir los cristianos. Si bien es imposible el no tener ciertas asperezas aun con los hermanos, siempre es posible limar esas asperezas y decir un “lo siento” o un “entiendo” de vez en cuando, esa es la iniciativa para la reconciliación.

Quiero tener esa actitud de Pablo de siempre buscar la reconciliación, teniendo iniciativa y basándose en la palabra de Dios. Ser reconciliador con Dios y unos con otros.

sábado, 9 de abril de 2011

NOÉ HALLÓ GRACIA

“Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová”

Génesis 6:8


¿Qué hubiera pensado de una persona que estuviera realizando, un arca enorme en un lugar casi desértico, lejos del mar y en un lugar donde nunca antes había caído gota alguna? Esas fueron las preguntas que vinieron a mi mente al estudiar este pasaje de la biblia. Sin duda es una de las palabras más recurridas para los estudios bíblicos, sin embargo hoy le encontré claro significado.
En ese tiempo la maldad de los hombres era tal, que Dios, no solo había estado cansado sino que había llegado a arrepentirse de haber creado a los hombres (Génesis 6:6). ¿Qué gran maldad habrían hecho los hombres para que Dios llegara a este punto? Al igual que el tiempo Noé, hoy en día el mundo y los hombres giran en torno a muchísimas cosas, lejos de Dios. Estamos en la época donde los hombres, lejos de Dios e incluso que van en contra de Dios, son vistos como grandes y poderosos.
Al ver la maldad de los hombres a Dios le dolió el corazón. (Gen 6:6) al ver esta reacción de Dios, no pude dejar de recordar el corazón de Dios al ver toda su creación junta y exclamar que era “buena en gran manera” (Gen 1:31) ¿Qué pasó entonces para que a Dios le doliera el corazón al ver al hombre? Sin duda la respuesta es clara, el pecado y la maldad alejo al hombre de los brazos de Dios.
Sin embargo en ese momento Dios vio a Noé quien hallo gracia ante los ojos de Jehová. Bien dicen que aun ante cualquier situación, lugar o época siempre existe el remanente. Dios aun ente tanta maldad encontró a un hombre quien había sido justo delante de Dios. Un hombre temeroso de Dios aun cuando todas las personas estaban caminando hacia otra dirección. Dios encargó pues a Noé la obra de la arca, para preservar al hombre y la imagen de Dios.
Claramente esta palabra la puedo aplicar a mi vida, a mi tiempo y a mi entorno, basta solo con ver un momento las noticias en la noche para darme cuenta que el país y la ciudad en la cual estoy viviendo está llena de maldad. No existe ningún tipo de justicia y los hombres grandes y poderosos son los que van contra de Dios. Claramente el tiempo en el que vivo es igual que el tiempo de Noé. Y también Dios llamo a sus obreros, no quiero decir que soy irreprensible como Noé, pero si por gracia de mi señor Jesús fui llamado para servir su obra y para entregar mi vida para servir a mi Señor.
Al igual que Noé, en este tiempo puedo recibir muchas burlas al decir que soy cristiano y que mi vida está dedicada para el servicio de una obra que demanda tiempo, mucho esfuerzo, fidelidad y que no recibo dinero alguno. Cualquier persona llegaría a burlarse de mí. Esto porque el mundo, los jóvenes y los intereses de los hombres en este tiempo gira en torno al dinero y al poder.
Aún a pesar de las persecuciones Noé siempre hizo lo que Dios le ordenó. ¿Cómo debe de ser mi actitud de Cristiano? Mis ojos siempre deben de estar puestos delante de Dios. Es cierto que siempre van a existir problemas y en algunas ocasiones pareciera que aun para los cristianos es más difícil el vivir la vida. Sin embargo nuestra vida es para servicio de Dios y no de los obres. Al igual que Noé en cualquier momento debo de permanecer irreprensible delante de Dios. Sabiendo que Dios conoce completamente mi vida.
El servir la obra de Dios no depende, del tiempo de la situación o de la facilidad para hacerlo. Es fácil servir una religión cuando esta se pone de moda. Sin embargo el servir a Dios, no es una moda o un estilo de vida, que se hace según nuestra disposición. Sino que el servir a Dios es el propósito de nuestra vida, ya que somos creaciones suyas. El corazón de Dios fue adolorido y el se arrepintió de crear al hombre. Esto porque el hombre perdió su imagen.
Oro para que a través de mi relación sincera con Dios y a través de hacer mía la palabra de Dios, pueda no solo recuperar la imagen de Dios sino mantenerla y que el objetivo de mi vida sea para servir a mi señor. Es cierto que el mundo y la corriente de los hombres es muy lejana y fuera de Dios y en muchas ocasiones pareciera que tengo desventajas en el mundo por querer llevar mi vida por la corriente de Cristo. Sin embargo sé que es el único camino por el cual quiero y debo andar.
Oro para tener el espíritu y la fidelidad de Noé para hacer todo conforme a la palabra de Dios. Incluso yendo en contra de todos los hombres y razonamiento humano. Oro para ser conquistador primero de mi propio corazón y que la palabra y la voluntad de Dios reine en mi interior y después predicar ese sentimiento a todos los hombres
Una palabra: Camina con Dios.