sábado, 14 de marzo de 2009

El Cristo de Dios

LUCAS 9:18-27 [20]
Él les dijo: ¿Y vosotros, quién decís que soy? Entonces respondiendo Pedro, dijo: El Cristo de Dios.


Después de salir a hacer la obra de Dios, los discípulos habían conocido como percibían a Jesús las personas que lo conocían o habían escuchado hablar de Él. Al regresar con Jesús, el señor quería saber lo que los discípulos conocían de Jesús.

¿Por qué sería tan importante que Jesús se asegurara, que los discípulos lo reconocieran como el Cristo? Al parecer nunca antes Jesús había tratado este tema con los discípulos, se había encargado de enseñarles la palabra de Dios, la obra del perdón de los pecados y de la vida eterna. Pero ahora era necesario ya que la muerte de Jesús estaba cerca.

Los hombres de las ciudad solo reconocían a Jesús como un profeta venido de Dios, un maestro, pero nunca como el hijo de Dios, el mesías o el Cristo de Dios. Era importante para Jesús que en el interior verdaderamente los discípulos conocieran a Jesús como el Cristo de Dios antes de ni siquiera pensar en explicarles la razón de la muerte de Jesús en la cruz del calvario.

Si los discípulos solo conocieran a Jesús como las personas del mundo, es decir si solo pensaran en Jesús, como un gran maestro influyente, un gran hombre revolucionario, o un rey sin corona, su muerte en la cruz no hubiera tenido ningún significado y solo sería como cualquier otra muerte de hombre.

El corazón de los discípulos conoció a Jesús verdaderamente como el Cristo, Pedro fue el que tomo la palabra y en representación de ellos confeso a Jesús como el Cristo de Dios. De esta manera ellos supieron que Jesús no solo era, un gran profeta, un gran hombre venido de Dios, sino que era mucho más que eso, el era el Cristo, el ungido, y el hijo de Dios.

Al reconocer verdaderamente a Jesús, su muerte en la cruz tendría el verdadero significado, de esta manera ellos reconocerían el verdadero precio de la sangre derramada en la cruz. Ellos lavarían con esta sangre su interior para el perdón de los pecados, y entregarían su vida para servir verdaderamente al maestro. Al ver a Jesús en la cruz no tendrían el sentimiento de derrota, sino que verían terminada la obra de Dios a través de Jesús, y predicarían de Jesús como el camino la verdad y la vida.

Cada uno de nosotros también tenemos nuestro propio significado de Jesús, el me llamo personalmente en la universidad y aunque al principio mi interior no era verdaderamente puro, al escuchar la palabra y al escuchar de Jesús puede interesarme solo en conocer cada día mas a ese Jesús del que hablaba mi pastor.

La palabra nos da el conocimiento, y el espíritu santo es el que nos hace reconocer a Jesús como el Cristo, para nosotros los hombres es fácil reconocer a Jesús como alguien extraordinariamente bueno, o como un buen líder, o como un excelente maestro o el más grande revolucionario en la tierra, con barba, pelo largo y toda la cosa. Sin embargo la palabra de Dios, que está en la biblia, nos hace ver a Jesús como el hijo de Dios, el verdadero mesías, y el verdadero objeto de adoración, y Jesús como el Cristo nacido de Dios.

Al no conocer la palabra de Dios, no podía reconocer a Jesús como el Cristo, su muerte en la cruz no tenía un significado verdadero, no conocía la verdadera causa por la cual Jesús murió en la cruz, y de esta manera el pecado no se sentía tan grave más, sino solo como una falta social o falta de respeto para mi familia, algo que con el solo hecho de no comentarlo, hacia que me sintiera aliviado, y con la libertad para pecar.

Al conocer verdaderamente a Jesús como el mesías o el Cristo de Dios, y mi verdadero objeto de adoración, su muerte adquirió el verdadero significado, en ese momento la sangre de Jesús adquirió el verdadero significado para mi vida. Jesús conmovió mi corazón, haciendo en mi interior un movimiento de arrepentimiento. Entregue a Jesús mi corazón y me hizo confesarle mis pecados. EL me dio la salvación y el verdadero camino para mi vida, ahora le sigo y confieso que Jesús es el Cristo.

Me gusta confesar que soy cristiano, siempre que conozco a alguien nuevo, o cuando cambio de empleo siempre de alguna manera hago que saquen el tema de la religión, y no pierdo la oportunidad de decir que soy cristiano y que sigo a Cristo. Esto primero porque en la biblia dice la importancia de confesar a Cristo, y después porque al confesar mi fe, de alguna manera me excluyen por ser Cristiano, esto no me moleta en lo mas mínimo, ya que nunca me ha gustado ser popular, y esa confesión me ayuda a portarme como Cristiano aun en mi trabajo que no tiene nada que ver con mi familia o con UBF.

Pero Dios no solo quiere que valla por todas partes Gritando que creo en Cristo, sino que quiere que mi corazón verdaderamente confiese a Jesús como el Cristo. Es decir que mi vida verdaderamente este dedicada a Dios, a servirle y a seguir la enseñanza de Jesús con todo mi corazón, para Jesús no fue importante que el mundo no conociera, aun, a Jesús verdaderamente, pero en ese momento para Jesús si fue importante que sus discípulos conocieran bien a Jesús como el Cristo.

A Jesús le interesa cual es la verdadera confesión de mi interior, mi vida de fe, no puede estar basada, en lo que la gente piensa de Jesús, en lo que mi pastor piensa de Jesús, lo que UBF piensa de Jesús, o lo que el misionero piensa de Jesús, sino que tengo que buscar verdaderamente en mi interior esta confesión de Jesús, mi interior tiene que ser maduro espiritualmente y poder confesar a Jesús como el Cristo.

Aunque no me es difícil decir que soy cristiano, y hablar sobre Jesús, mi interior en ocasiones no confiesa verdaderamente a Jesús, y que aun hay en ocasiones un poco de queja, al hacer la obra de Dios, al predicar en los campus, y al llevar la palabra de Dios, no veo este trabajo algo como para alabar el nombre de Jesús, sino para crecer solamente la reunión, y ese es un gran problema, tengo que saber que el predicar la palabra no solo es necesario para duplicar la obra y los miembros de UBF, sino que lo más importante es para que el reino de Dios crezca, para que mas hombres conozcan a Jesús y para que la palabra llegue a todas partes del mundo, de esta manera mi corazón anhela ver una gran obra, que muchos jóvenes en los campus conozcan a Jesús y lo confiesen como el Cristo de Dios.

Oro para cada día hacer confesar a mi corazón y a mi interior y que desde dentro de mi salga la confesión a Jesús diciendo que él es el Cristo de Dios. De esta manera brote una fuente de gozo para servir la obra en los universitarios, teniendo el deseo fresco en mi corazón de ir a los campus y confesar que Jesús es el Cristo.

Gracias padre por nuestro señor Jesucristo, y por dárnoslo como el Cristo de Dios, el mesías, y el verdadero objeto de adoración, permita que llevemos a este Jesús a los campus universitarios y los jóvenes conozcan también a el Cristo de Dios.

Una palabra:

Tu eres el Cristo.

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