domingo, 20 de septiembre de 2009

LA DEVASTACIÓN DE LA TIERRA POR PARTE DEL SEÑOR

Isaías 24 1:23 [23]

La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso.


La devastación de la tierra es inminente, en esta palabra el profeta habla del juicio universal de toda la tierra, a causa del pecado, este cobrará el precio imparcialmente. El pecado y la desobediencia de los hombres ha provocado la desaprobación de Dios, la desobediencia de las leyes, la violación de los estatutos y decretos habían provocado que fuera retirado el gozo de la tierra, provocando que la tierra fuera totalmente devastada, el juicio imparcial no solo llegaría a algunos hombres, sino que a cada uno de los habitantes del pueblo de Dios llegaría ese juicio.

En esta palabra, puedo ver claramente la gravedad del pecado, el resultado y el precio que tenemos que pagar a causa de él. Sin Cristo en nuestro corazón el hombre es el deudor y ese pago se tiene que efectuar. Cristo pagó de antemano ese precio mediante la cruz y el sacrificio de su vida para el perdón de los pecados. Cuando pecamos despreciamos el sacrificio que Jesús ha hecho por nosotros, el recordar siempre la gracia de su salvación nos hace valorar claramente el gran sacrificio y la voluntad que Dios tiene para nuestras vidas.

Al ver mi cuidad, mi país y el mundo, es claro que no hay esperanza al ver solo a los hombres que desprecian la palabra y la voluntad de Dios, sin embargo Dios ha dejado a su remanente listo para llevar a los hombres a Dios, en esta palabra dice que de todas partes vendrán a proclamar la majestad de Dios, con voz alta dirán “Gloria al Dios justo”.

¿Qué hacer cuando parece que ya no hay esperanza, no podemos tener esperanza ni siquiera en nosotros mismos? Dios ha establecido un remanente listo para hacer la obra de Dios, listos para trabajar en predicar la palabra a los hombres, un remanente listo para compartir la palabra a los hombres y que ellos escuchen de Dios y su voluntad. Lo que debemos hacer es Orar para que ese remanente adquiera el corazón de líder espiritual y el interior fuerte para hacer la obra de Dios y lleve los hombres a Dios.

Al ver esta palabra llena de anhelo mi interior y me hace reconocer el especial llamado que hemos recibido para ser parte de ese remanente al cual ha encargado su obra. Señor sabemos que si solo dependemos en nuestras propias fuerzas nuestra destrucción es inminente y no puede haber salvación, sin embargo a través de Jesucristo, podemos tener la esperanza verdadera, a través de él podemos adquirir la salvación, ¿qué hace falta?, el remanente que venga y de gloria al nombre de Dios, ese remanente somos los creyentes que estamos listos para hacer su obra, Señor permítame el corazón anheloso, para buscar su voluntad y hacer con verdad su obra, sé que de ninguna manera llego a ser digno de su llamado, sin embargo por la gracia de Dios, fui llamado y limpiado con su sangre. Señor en este tiempo permítame por gracia ser parte de su pueblo en la hora de su juicio.

Gloria al Dios justo!

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