sábado, 8 de septiembre de 2007

AMEMOS EN HECHOS Y EN VERDAD

PALABRA/ 1 JUAN 3:1-24
V. CLAVE/ 1 JUAN 3:18
Him 339

Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.



“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios” Así comienza 1 Juan capitulo 3, el propósito del estudio de esta semana según el titulo es que nos amenos en hechos y en verdad, por eso Juan comienza explicando el amor verdadero y el amor perfecto este es el del padre este versículo 1 dice “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre” Juan quería que comprendiéramos que gran amor recibimos de Dios para que pudiéramos ser llamados hijos suyos, Dios no tenía la responsabilidad de librar de la muerte eterna a los hombres pecadores, pero Dios no vio nuestra iniquidad si no que con amor verdadero nos abrió el camino para la salvación, este camino es Jesucristo. De esta manera Dios nos demuestra su amor verdadero y perfecto.

Con Jesús Dios puso verdadera esperanza en el hombre, el hombre puede llegar a tener esperanza en el reino de Dios, en la salvación y en la vida eterna, al conocer a Jesús el hombre quita sus ojos del mundo y pone toda su esperanza en Dios.

¿Cómo podríamos amar en hecho y en verdad?, si no tuviéramos a Dios en nuestras vidas el único amor que conoceríamos seria el amor condicional, y el amor negociado, por decirlo de cierta manera, Juan nos hace ver la gracia que recibimos al ser llamados hijos de Dios. El amor perfecto es el que se demuestra también con los hechos y ese es el amor que Dios quiere que aprendamos y que practiquemos, el mejor ejemplo de este amor de hechos es el amor de Dios, el entrego a Jesucristo para la salvación del hombre pecador, ese amor de hecho y de verdad es el amor sacrificante e incondicional, Dios no espero nada a cambio al entregar a su hijo Jesucristo. Abraham también estaba dispuesto a entregar a Isaac a Dios en sacrificio, porque el amaba mas a Dios que a su hijo Isaac.

Es fácil hablar de Amor con nuestras bocas pero la palabra me enseña que no solo debo de amar de labios o de palabras sino con hechos y con verdad, Jesús amó al hombre y a Dios más que su propia vida, y pudo entregar su vida en sacrificio para la salvación del hombre, Abraham amó más a Dios que a su propio hijo Isaac, y estaba dispuesto a entregarlo como sacrificio todo por amor y obediencia a la palabra de Dios.

Ese amor de sacrificio es el que debo de imitar de Dios, amar con hechos es entregar a los demás el amor verdadero, esta palabra me hace ver que mi interior aun no ama verdaderamente con hechos y con verdad completamente. Siento que amo a los pastores y en general llevó una buena relación con cada uno de ellos. Pero es fácil amar a los que me aman o a los que me caen bien, debo de imitar ese amor sacrificante y aun amar a los que no me aman, aun amar a mis propios enemigos. Jesús no hizo distinción, el entrego la vida tanto por los que le encarnecían, los que lo azotaban y lo escupían como por los que oraban por él. A todos por igual Jesús entrego su amor.

Debo de aprender de ese amor de Jesús y de ese amor de Abraham mostrando el amor sacrificante a Dios, ¿Qué es entonces lo que debo de sacrificar?, debo de sacrificar ese amor propio que existe en mi interior, debo de sacrificar el egoísmo y aprender la humildad, sacrificar mi deseo de reconocimiento y aprender el espíritu de siervo verdadero, debo de sacrificar mi corazón duro acostumbrado a recibir y aprender de Jesús el corazón de buen pastor acostumbrado a dar sin esperar nada a cambio.

Oro para amar en hechos y en verdad, sin este amor mi vida no es edificada correctamente para el servicio a Dios, sin este amor la iglesia no crece verdaderamente para hacer la obra de Dios y sin este amor en la predicación de la palabra, las ovejas no crecen correctamente. Oro para aplicar ese amor de hechos y de verdad en mi vida y de esta manera poder servir correctamente la obra de Dios, para que con este amor de hechos y de verdad formar verdaderamente un vaso del espíritu y formar correctamente el cuerpo de Cristo en la iglesia.

Gracias señor por tanto amor, gracias señor porque usted lo entrego todo por nosotros, permítame señor ese amor sacrificante en mi vida para el servicio de la obra de Dios.

El amor que sacrifica es el amor de hechos y de verdad.

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