martes, 6 de noviembre de 2007

SEQUIA, HAMBRE, ESPADA

Jeremías 14:22

Him 230

¿Hay entre los ídolos de las naciones quien haga llover? ¿y darán los cielos lluvias? ¿No eres tú, Jehová, nuestro Dios? En ti, pues, esperamos, pues tú hiciste todas estas cosas.

La terrible sequia desbasto al pueblo, de la misma forma en que Jeremías lo había profetizado, aun los negocios y las actividades públicas en ese entonces habían cesado, ni si quiera los animales como los ciervos y los asnos hallaron consuelo en este tiempo de aflicción, dejando incluso sus crías para salir y buscar inútilmente el alimento. Ciertamente Dios es la verdadera esperanza para este pueblo caído, sin embargo el pueblo de Dios le había dado la espalda y había adorado a los ídolos, de esta manera la mano y el juicio de Dios había caído fuertemente sobre su pueblo, hasta sentirse indiferentes del amor de Dios. Sin embargo la fe de Jeremías le demostraba que ciertamente Dios no es forastero de su pueblo sino que, el permanece fiel a sus promesas.

Aunque el pueblo y los ciervos de Dios oraban y ayunaban Dios no recibía estas oraciones por ser solo actos ceremoniales rutinarios, y en ellos no estaba la verdadera adoración, una de las principales causas de la caída de los israelitas fue la mala influencia que hacían los falsos profetas de ese tiempo, que ocasionaron la pérdida del temor santo a Dios y quitaron la tensión espiritual de los hombres. Sin embargo esos falsos profetas serian victimas de su falsa palabra. En ese momento Dios llamaba al pueblo al arrepentimiento verdadero.

Jeremías con corazón dolorido, hace una oración de intercesión por su pueblo, en su corazón estaba la verdadera esperanza en Dios y su infinita misericordia, ningún otro sino solo Dios podría librarlos de la sequia, el hambre y la espada. Jeremías dejo claro como ninguno de los falsos dioses ni los ídolos venerados por el pueblo, podían resolver su oración en ese momento, ni siquiera la lluvia que refrescara sus cuerpos fueron capases de otorgarles. Realmente la esperanza está puesta en el Dios verdadero, Jehová de los ejércitos. Quien está verdaderamente listo para perdonar a los que se acercan a él con corazón arrepentido.

Señor en todos los casos, nuestros dolores, nuestras problemas, y muchas de nuestras carencias son por causa y por resultado de nuestro propio pecado, sin los ojos espirituales agudos estos pecados de los hombres parecen simplemente indefensos, sin embargo estos pecados que solo parecen indefensos son la causa de todos los problemas de los hombres.

Señor en este tiempo permítanos los ojos espirituales bien abiertos, y poder observar bien nuestro interior; con arrepentimiento quitemos, señor toda propia justicia, y nuestro corazón sea esforzado para buscar solo la voluntad de Dios. Teniendo el verdadero arrepentimiento de nuestro pecado delante de Dios.

Señor permítanos confiar verdaderamente en su voluntad y su infinita misericordia que no desecha al corazón arrepentido, antes bien, le acepta y le edifica, fortaleciendo con la palabra y la esperanza verdadera.

Señor permítame la purificación verdadera de mi interior, quitando mis pecados y toda injusticia dentro de él, señor nuestra oración de intercesión es por esta nación cambie el corazón de nuestra tierra sanándola y estableciéndola como el reino de sacerdotes y gente santa.

Una palabra: “mi corazón tiene esperanza en Dios”.

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