PALABRA/ JUAN 13:1- 35
“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.”
Jesús reveló este nuevo mandamiento a sus discípulos, cuando Judas salió del lugar de la ultima cena; Jesús había estado hablando a sus discípulos, con cierta limitante, no pudiendo mostrar claramente su sentir y no pudiendo revelar claramente el propósito de su vida y en este momento, el propósito de su muerte. Ya que en el corazón de Judas ya estaba la voluntad de Satanás. Cuando hubo salido Judas de ese lugar entonces Jesús pudo abrir su corazón a sus discípulos.
Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en él. [Juan 13:31], Esa era la forma en que Jesús veía la muerte en la cruz, el sabia que al cumplir esta palabra de Dios, Jesús seria glorificado y aun en él seria glorificado el nombre de Dios.
En el corazón de Jesús no había cabida para el desanimo, tal vez tristeza al dejar a sus discípulos solos en el mundo, y angustia por el dolor que sufriría en la cruz, sin embargo siempre estuvo el deseo de cumplir completamente la palabra de Dios. Jesús vio este momento como la oportunidad perfecta para dar gloria al nombre de Dios. Aun en la muerte en la cruz, el dio la gloria al nombre de Dios.
Jesús de esta manera cumplía perfectamente la voluntad de Dios, como ningún hombre lo haría, Dios también le glorifica a Jesús, Jesús se levanto de los muertos, y con este hecho los discípulos podrían tener la esperanza verdadera en el reino de Dios, la esperanza verdadera en Jesús resucitado, y no en Jesús clavado en la triste cruz. Ellos tendrían el nuevo ánimo para hacer la obra de Dios.
Jesús le dice a sus discípulos Hijitos, ningún maestro hablaría de esta manera a sus discípulos, sino solo aquel que en su corazón tiene el amor verdadero este es Cristo, Jesús explicaba como haría él, la obra de Dios. Y como el mismo Dios le glorificaría delante de todos los hombres, aun reconociendo toda esa gloria que recibiría, Jesús nunca olvida el verdadero amor que tiene para sus discípulos, el les llama Hijitos, como un padre amoroso.
Haciéndoles recordar ese verdadero amor, les da el nuevo mandamiento. Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. El punto de referencia de este mandamiento es, el amor con que Cristo les había amado y les seguiría amando. El hombre no sabe amar verdaderamente, por su instinto el amor innato de los hombres es egoísta, sin embargo Jesús basa este nuevo mandamiento no en el amor de los hombres sino en el amor que ellos experimentaron con Jesús, es decir el amor justo, el amor verdadero, el amor eterno, y el amor unilateral, el verdadero amor de Dios.
Esa es la característica con el que el mundo sabe que somos discípulos de Jesús el amor verdadero.
Muchos dicen que es fácil amar a los que nos aman, y es cierto, es fácil amar a quien me cae bien, a quien me brinda también su amor, y a los que pertenecen al mismo circulo, llámese, familia, amigos, trabajo, fraternidad etc. Sin embargo el que recibe reconocimiento es aquel que ama verdaderamente, aun a aquellos que parce difícil amar.
Hay personas que parece que su único propósito es caerle mal a todo el mundo, con estas personas me siento pesado al tratar de convivir y siempre estoy evitándolas, Dios me permitió ser entrenado por un tiempo con una oveja, parecía que siempre estaba enojada, y siempre era un reto el estudio de la biblia, para ser sincero, cada día de estudio terminaba con dolor de cabeza, sin embargo aprendí a amarla como su pastor, y Dios trabajo en ella por mucho tiempo, y era agradable ver el cambio que podía reflejar ella misma.
Siempre me ha gustado llevar buenas relaciones con las personas que están en mi alrededor, personalmente no he tenido un problema grave con alguien de mi familia, trabajo, o con los pastores. Siempre me esfuerzo por evitar los problemas. Pero eso está muy lejos de amarles como Jesús me ama. No puedo imaginar amando a mis Jefes del trabajo, como Jesús me ama, eso hasta me causa risa. Creo que porque soy un poco egoísta. Sin embargo el mandamiento es claro y aun a ellos hay que amar.
Aunque digo que amo a las ovejas, ahora comprendo que más bien las sobreprotejo, y eso está muy mal, cuando una oveja me dice que no quiere el estudio, porque se siente presionado, o porque piensa que aun no es su tiempo, en lugar de insistirles hasta el cansancio, solo le compadezco, y pienso que no está bien el molestarles cada rato por teléfono. Algunas ovejas que parecían fuertes he dejado que se debiliten, por esta causa, me arrepiento por esto.
El amor de Jesús para nosotros no es un amor que se compadece y sobre protege, es un amor que corrige, es un amor que exhorta y un amor que disciplina, Dios me disciplina y me ha disciplinado por mucho tiempo, cuando yo pensaba que estaba mal ir en contra de mi familia por estudiar la Biblia, Dios me hizo desafiar ese pensamiento y serle fiel primero al, y Dios me recompenso cuando hizo que en el corazón de los de mi familia también entrara la palabra. Pero en medio de ese proceso hay un sufrimiento, y es el sufrimiento que no me gusta que las ovejas pasen, especialmente con sus familias, sin embargo es necesario, para que haya un crecimiento.
Debo de amar verdaderamente, no hacer como que amo. Oro para aprender a amar y dejarme amar como Jesús nos amo, de esta manera aprender a sacrificarme por otros, aprender a entregar aun lo que quiero guardar para mi, aprender a disciplinar y mucho mas a ser disciplinado, con el amor de Cristo.
Oro para no basar mis relaciones con el amor egoísta que está en mi interior, sino que solo hacerlo con el amor verdadero que está en Cristo.
Oro para que el mundo reconozca que soy discípulo de Cristo, porque ellos vean reflejado en mi el amor que Cristo tiene para ellos, oro para amar verdaderamente a las ovejas con el amor de Cristo y no con amor egoísta de hombres. Oro para también saber recibir ese amor y poder ser también disciplinado con ese amor de Cristo.
Solo amar como Jesús me a amado.
